Páginas

domingo, 18 de agosto de 2024

La cabeza de un alfiler

Doña Segunda División, la dueña de nuestras emociones más primarias, está sentada en una rígida silla de madera apoyada sobre un tablero que descansa, en perfecto equilibrio, sobre la cabeza de un alfiler que está pinchando el culo de Pepelu. Acupultura de la buena para el reciente capitán del Valènsia. Bueno, bien, en realidad Pepelu y ese culo xoto que tiene sobran. Doña Segunda División mantiene el equilibrio sobre la cabeza de un alfiler. La señora ni se inmuta, parece ajena a la casualidad que la conserva firme. Sin embargo, sus partidos son tan igualados que, paradójicamente, cualquier cosa los puede hacer vencer hacia un lado o hacia el otro.

Doña Segunda División debería estudiarse en las clases de la asignatura de «Probabilidad y Simulación». Llega el mes de abril y once equipos optan al ascenso o la diferencia entre el primero y el último son quince puntos o demás pregones que copan la portada de Marca.com. Pero yo veo partidos como el de esta tarde y suelto con el más castizo de mis acentos: «Poj claro». En el segundo minuto de la temporada el Sporting de Gijón anota un gol que acaba siendo anulado por fuera de juego. Veinte minutos después se saca una falta rápido y diez minutos después el portero está despistado. Y tú, que aprovechas el descanso para sacar la basura, bajas las escaleras creyendo que tu equipo es el Real Madrid multicampeón de Europa pero con una mosca que te persigue la oreja mientras piensas lo diferente que hubiera sido el viaje en ascensor de vuelta si Elgezábal deja el pie un poco más atrás. El fútbol de los momentos que tanta gracia hace a Doña Segunda División.

Voy a decir una cosa: El Levante podría haber jugado exactamente este mismo partido pero haber perdido tres a cero sin que ninguna cosa futbolisticamente improbable hubiera pasado. Tampoco digo que el Sporting nos haya superado con su juego, de hecho, no lo ha hecho. En esta casa, hemos visto  este partido cincuenta veces en los últimos dos años -tras el descenso- y sabemos perfectamente que Doña Segunda División puede engullir rendimientos tan excelentes como los de Carlos o Kochorashvili y luego devolver un empate a dos como una casa. Nada es fruto del juego. Me puedo imaginar al puñado de aficionados granotas que se han desplazado a Gijón y que ahora conducen a casa disfrutando de una victoria inaugural por primera vez desde 2018, permitiéndose un minuto de ilusión, dibujando un ascenso en mayo, veintidós victorias, ganando en Mestalla la temporada que viene... y yo pienso en lo frágil que es todo bajo la dirección de Doña Segunda División, la dueña de nuestras emociones más primarias.



No hay comentarios:

Publicar un comentario