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lunes, 16 de septiembre de 2024

Viajeros al tren

El sábado por la tarde el Levante consiguió su tercera victoria en cinco partidos. Los otros dos acabaron en empate. Este ritmo de puntuación nos puede permitir volver a Primera División; de hecho, lo hará seguro. Y ante este fulgurante comienzo de les barres blaugranes, el granota promedio con su pase de gol Alboraya en la cartera, duda. Duda otra vez. Duda sobre si liarse la manta a la cabeza y aferrarse al discurso de Julián Calero como un recién nacido se fía de la mano de su padre; o si en cambio le vale más la pena abrazar suavemente los designios de su maltrecho corazón y dejar de pensar en cosas demasiado bonitas para ser ciertas. Todavía no existe en Orriols la persona lo suficientemente valiente para llevarle la contraria a Julián Cañero -gracias Bea por brindarnos el mejor apodo que nuestro entrenador jamás podría haber recibido-, de lo contrario, te mandaría muy cariñosamente a pegarle veinte vueltas al campo de entrenamiento de Buñol y ahí seguro que no se te ocurría rechistar. Yo no soy esa persona. El más avezado lector de este sucedáneo de portal web seguramente disfrutaría viendo mi comportamiento totalmente colaborativo en una charla amistosa con Calero -«sí mi muy señor mío»- ante el inminente riesgo de ser brutalmente sometido a un ejercicio físico mayúsculo con mis tonificados músculos tostándose al sol matutino de Buñol un día despejado de nubes a las mismas doce de la mañana. Pero, bajo el amparo que este sucedáneo me brinda y con el suplicante deseo de que Julián no se pase por aquí, diré: Tengo dudas.

Tengo dudas casi más por lo que oigo que por lo que veo. Lo que veo es que detrás de Morales hay cuatro tíos que son un cañón; lo que oigo es que hay que cerrar la portería, mejorar atrás y defender con balón cuando el resultado nos acompaña. Si tuviéramos defendiendo a Alex Muñoz, Ballesteros, Maldini y Mertesacker y Vyntra de carrileros os juro que no hacía salir al equipo ni para tirar la basura. ¿Qué se supone que debe hacer un Caparrós de la vida con Diop, Mate y Sissoko en el centro del campo?, ¿cortar y regar el césped?, ¿echar el balón a menos de dos metros del suelo?, ¿hacer un rondo antes de empezar el entrenamiento? Se me entiende. Al contrario de todo eso tenemos a Andrés Garcia -que tiene de lateral lo que yo tengo de xoto-, Elgezabal -ok-, Cabello -...- y Pampín -un mediapunta que un día un entrenador panenquita lo puso de lateral para sumar efectivos en fase ofensiva ante un bloque bajo-. Pues Calero ve a estos cuatro -junto con Andrés Fernández, que puede ser el mejor portero de la categoría- y en su castizo acento de chulapa madrileño dice: «Buah, no nos va a meter gol ni Dios». Como contrapunto, en el otro lado del campo, jugamos, sí jugamos, con Sergio Lozano, Pablo Martínez y Carlos Alvarez -que no sé cómo no están en Primera División-, Roger Brugué -un misil en Segunda División- y, cuando se decidan a trasladar a Morales al banquillo, Carlos Braut Espí. Pues Calero ve a estos cinco celebrar un gol como cabrones y en su castizo acento de chulapa madrileño dice: «Ahora toca defender con el balón».

Este Levante tiene una mayor facilidad para hacer tres goles, que para no recibir ninguno en todo el partido. El granota promedio debería ver los partidos con la tranquilidad que si el equipo concede uno o dos goles todavía tiene capacidad para contrarrestar el golpe e, incluso concediendo tres, podría optar a ganar el partido. Y esto, lo de tener el álbum de cromos en punta de ataque, pero defender nuestra portería con mejunje Art Attack -cola y papel a partes iguales- es algo que viene ocurriendo desde hace algunas temporadas y que ha sobrevivido al paso de varios entrenadores con una inclinación por poco obsesiva a mantener nuestra portería libre de goles. El empeño en defender, aún con tus peores jugadores, a cambio de no atacar, ahogando a los mejores, es algo que despierta mi más ingenua curiosidad. No obstante, Calero tampoco está potenciando nuestra mejor arma, como hacía Calleja, que no quiere decir que sea igual que Calleja, que no quiere decir que sea peor que Calleja. En Orriols están cambiando las cosas y lo que no hace mucho era cruz, ahora es cara. Con el resultado a favor y después de echar el equipo hacia atrás, las victorias en El Molinón y en Cartagonova hubieran acabado en empate no hace mucho tiempo, no muy lejos de aquí. Después de que el árbitro les hiciera pasar las más oscuras penurias a los jugadores del Eldense y nos sirviera la victoria en bandeja ante un equipo que se defendía con dos hombres menos, el Levante, obligado a marcar, lo hizo y ganó. Con tres a uno en el marcador y el partido visto para sentencia, el Levante se regaló unos minutos de pachangeo paver kien metía gol que recordó a la típica kedada con los xavales en las pistas municipales de Marxalenes que por cinco euros por cabeza alquilas un campo una hora y por seis, te dan balón. ¿cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que pasó? El Levante es líder de Segunda y solo Racing y Éibar le siguen el ritmo. El sábado visitamos La Romareda, estadio del Zaragoza que nos sigue a un punto de distancia, y para entonces prefiero que dirija a nuestros jugadores Calero, por mucho cariño que le tenga a las ventajas de un solo gol, que Calleja, que además es miedica.

Me subo al tren más por la fidelidad ciega que le tengo al Levante que por el convencimiento más puro, pero os invito a acompañarme.



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