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sábado, 17 de septiembre de 2016

Noqueado

No es necesario emprender un extenso estudio táctico, ni tampoco poseer vastos conocimientos futbolísticos, tampoco se requeriría, si quiera, experiencia en el balompié. Con solo conocer los fundamentales objetivos del deporte rey es suficiente.  Que el delantero rival corretee detrás de la defensa, sin oposición y sin que el de la bandera le frene, no es una buena señal. Cualquiera puede alcanzar esta sencilla conclusión. Es incompatible actuar correctamente y que un solo desplazamiento desmonte tu dispositivo defensivo.  A pesar del cambio de categoría el fútbol no ha mutado en su estructura más elemental. Quizás en la Primera División el efecto de los detalles se magnifican un poco más en relación al rango de plata del fútbol español, pero en ambos lugares diminutos rasgos inclinan la balanza cuando ésta tiende a permanecer igualada. Si se quiere sumar en este mundo, no se debe permitir ninguna distracción en materia defensiva. No a estos niveles. Porque el rival quizás es incapaz pero no estúpido y, como ha quedado demostrado, no desaprovechara cualquier tipo de facilidad. El Levante ofreció comodidades y salió de vacío del Arcángel.


domingo, 4 de septiembre de 2016

En contra de la realidad

En el hermoso planeta que rodea al fútbol existen acciones que inevitablemente marcan el devenir del partido. Los 90 minutos de batalla se pueden resumir en estas jugadas de pocos segundos que pudieron cambiar o que cambiaron por completo la estampa final. Momentos claves, decisivos, que anulan el todo y focalizan la parte. Se llegaría a pensar que los procedimientos tácticos, los sistemas defensivos y ofensivos, los movimientos con y sin balón, es decir, todo lo demás trabaja al servicio de estos breves instantes, sobre a los que su alrededor se ha edificado toda la emoción de este deporte. El fútbol vive de estos momentos y si como hoy, el resultado de estas acciones es nocivo, cuando el partido claudica, la imaginación, cuyo confines aun no han sido explorados, trata con todas sus energías de diseñar la versión correcta, aquella que realiza los pasos de la forma adecuada, aquella que otorga la victoria a tu equipo. Una y otra vez, casi en bucle, de forma incesante, las mismas imágenes se repiten, y una y otra vez se tratan de corregir 'Un poco antes, un poco más a la derecha...' Como si volviera a ocurrir ante tus ojos. Pero para bien y para mal, al igual que el futuro no se puede ver, el pasado no se puede rectificar. Habrá que conformarse con lo que hay.