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domingo, 9 de octubre de 2022

Todo va bien, todo va bien (versión extendida)

Siéntate, tronco erguido. Cierra los ojos y relaja los hombros. Toma aire... mantén la respiración... y poco a poco deja que fluya. Inspira ** aire entrando calmadamente por la nariz **, expira ** aire saliendo calmadamente por la boca **.

La Fórmula 1 ha vuelto a... el Gran Premio de Japón ha vuelto a nuestras vidas y eso es motivo de alegría para el promedio de los seguidores de los coches caros, híbridos y con pegatinas. La secuencia absolutamente ininterrumpida de pequeñas putaditas provocadas por la enfermedad más famosa de lo que llevo viviendo parece ir tocando su fin a pesar de que en las gradas de Suzuka to quisqui cumple portando la máscarilla religiosamente. Uno se prepara para ver este Gran Premio desbordado por una ilusión bien distinta a la que suscita, de suscitarlo, la visita al Circuito Internacional de Baréin en Sakhir, el estreno del pseudo-Gran Premio de Miami o, sin ir más lejos, las gradas desiertas de Shanghái. Y encima, el madrugar para ver la carrera es algo que al promedio le mola.

Suzuka mola y la Fórmula 1 también. Ya en clasificación, cuando por fin conectan con una cámara abordo del coche, uno relativiza la importancia del momento de cruzar la línea de meta y se toma la molestia de apreciar cómo Carlos Sainz conduce a toda hostia a través de las puñeteras curvas de Suzuka que, por una vez, no están pensadas para provocar el adelantamiento. Un saludo desde este sucedáneo de portal web al circuito de Montmeló.

La del sábado fue la sesión de clasificación que más disfruté de la temporada. Que fueran en Suzuka dichos entrenamiento cronometrados no fue una casualidad. Pero lo que tampoco fue una casualidad es que viera la cuali con el sonido ambiente. De un tiempo a esta parte, la retransmisiones de los Grandes Premios de Fórmula 1 se basan en tres señores contando sus movidas con coches de fondo. Eso sí, luego la lista de pilotos eliminados, la leen de categoría. Descubrí que desde Yomvi la salida dos de audio también es el sonido ambiente como en la tele y, así, cuando terminó la Q1 activé la voz de Lobato que me leyó quien no iba a participar más en la clasificación y luego volví a mi maravilloso sonido ambiente compuesto por una veintena de coches de Fórmula 1, pero V6. Víctor Abad, referencia ahí donde lo ves de la Fórmula 1 en la piel de toro extendida, dejó muy claro tras el Gran Premio de Singapur que quien no madrugara para ver la carrera de Japón era directamente "un terrorista". Y saco este tema no porque yo quiera rectificar al tio más sabio de tota la Vall d'Uxó, Dios me libre; si no porque este sonido ambiente, desde el ordenador, solo está disponible en el directo, si vas a verlo en diferido no puedes librarte de Lobato y sus coleguitas. Te lo comento por si te faltan motivos para dejar de actuar como un terrorista; que aquí tienes uno, digo.

El sábado por la noche, emocionado todavía al recordar como Leclerc y Sainz rozaron la pole por la mañana. Uno desea que lo primero que vean sus ojos al despertar el domingo sea el cielo encapotado sobre el ocho de Suzuka. Con la cabeza hundida en la almohada, rápidamente se rectifica: "Bueno, bueno, mejor solazo y así, por lo menos, tendremos una carrera que ver". Tarde. En efecto, lo primero que ha aparecido esta mañana en la caja, plana, de luces ha sido a un pobre chaval japonés cubierto por un chubasquero. Después, Fàbrega y Melisa con paraguas y, después, todos dando vueltas y preparándose en la parrilla para salir. Suena el himno, entra el sonido ambiente, aparece la parrilla y ¡pum! imagen desde el coche de Tsunoda preparado para salir. Los mecánicos se retiran de los coches y tú no te lo puedes ni creer: "Va a haber carrera". Empieza la vuelta de formación y ni si quiera hay mensajito de rolling start. Uno siente la emoción de ver una carrera bajo la lluvia, como antes, como siempre.

Todos listos para salir y... no sé si solo ha sido en la tele de mi casa ¿o qué?, pero se han apagado los semáforos muy rápido, ¿no? a Sainz y a Verstappen les ha pillado como a mí, por sorpresa. Hasta el punto que Pérez ha adelantado a Carletes y Leclerc ha llegado a liderar la carrera por unos pocos metros durante el tiempo que tardó Max en soltarle un hachazo de los que salen en los resúmenes a final de año. Lo creas o no, se puede competir contra Max sin que niguno de los dos tenga que abandonar la pista; mensaje dirigido al único heptacampeon con ingerto capilar.

Poco duró la alegría porque, de repente, el coche de Carlos aparece destrozado. A Carletes me dan ganas de matarlo una vez por cada vez que prometo quererlo. El sábado igual, y en cuestión de segundos además. Por otra parte, Vettel y Alonso no se aclaran para dilucidar quien va a hacer la curva uno primero y el alemán termina fuera de pista, a Albon le pasa no sé qué y el franchute reciente fichaje de Alpine se lleva por delante el cartel publicitario que Sainz ha arrancado lanzándolo hacia la pista. Muchas cosas a la vez... y bandera roja.

A todo esto Gasly cabreadito porque había una grúa en medio de la pista retirando el coche de Sainz. Diciendo claramente después de la carrera que podía haber muerto. Que como se les ocurre sacar un "tractor" en medio de la pista para retirar un coche. Que menuda imprudencia. Que fíjate tú. Cuando de lo que tenemos que dar gracias todos es de que el amigo Pierre no tuviera la puta mala suerte de acabar debajo del "tractor" porque a mi coleguita le apetecía ir, por la zona del accidente, a toda hostia y con la carrera parada. ¿Qué pasa, Pierre? te importa mucho evitar chocar contra el "tractor" pero lo de atropellar a un comisario ya te importa un poquito menos, ¿no?

Todo va bien, chavales..., todo va bien. Pasada la centena de minutos debidamente aprovechada para jugar a la play y terminar de ver la película que empecé anoche y no acabé para poder madrugar hoy, uno que llevaba meses, varios años, sin pisar twitter, entra a ver si la Fórmula 1 ya ha proclamado campeón a Verstappen o sigue la bandera roja. Hace 17 segundos se ha publicado un tweet que dice que la carrera empieza a y cuarto. Tú estás que te subes por las paredes, ya es de día y solo has visto a El Matador rebentar una barrera de neumáticos (inspira... expira), pero mis queridos amigos asiáticos en las gradas prefieren a Freddy Mercury. Y ahí te ves tú tres horas después de haber apagado el despertador: pum-pum pum, pum-pum pum, pum-pum pum. "Rolling start", mejor, nos asegurábamos media hora de buena Fórmula 1.

El primer puto rallao que adelanta es Kevin Magnussen; un capullo, sí, unos huevos que no le caben en el cockpit, también, un señor dado a terminar las carreras antes de hora, ¡por supuesto! Aunque, claro, tampoco estaría tan puto rallao cuando Vettel y Latifi no tardaron ni una sola vuelta en calzar a su monoplaza con unos neumáticos para condiciones intermedias, es decir, entre seco y mojado. Los tiempos de estos dos son rápidamente monitorizados y corre la voz a través del sistema de radio de los distintos equipos; en cuestión de pocos minutos, Fernando Alonso lidera la carrera con un juego de neumáticos destinado a conducir bajo una lluvia torrencial y el resto de la parrilla con neumáticos semi-lisos. "Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva. Los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Que , que no, que caiga un chaparrón, que rompa los cristales de la estación", no sé si lo habéis oído a mitad carrera, pero era yo cantando desde mi casa.

No llovió porque el que marchaba en primer lugar era el asturiano más rápido del planeta y de la historia, pero si llega a ser quien tú ya sabes, el cielo se desploma, la mitad de la parrilla abandona y termina ganando la carrera después de salirse siete veces. Y ya que se cita a mi coleguita Luis... este señor todavía piensa que, de ser por él, hubiera ganado el campeonato del año pasado. Que en realidad lo perdió porque a Masi se le fue la pinza, cree que perdió el mundial porque en carreras como Mónaco tuvo que lidiar con un grupo de ineptos que era su equipo, que en Francia lo dejaron solo y que en Turquía no le hicieron caso, al pobrecito, mientras no se cataba que estaba perdiendo dos segundos por vuelta. Este mismo señor, en Singapur, después de estar chupando el alerón de Carlos media hora tienela puta cara dura de decir que está así porque no le han hecho caso en la elección de neumáticos: más tarde, se chocó jajajajajajajajajajaja. Bueno, pues el tio este le estaba diciendo a su equipo que la situación estaba para neumáticos de lluvia justo medio minuto antes de que todo el mundo le llevara la contraria. Visionario. Heptacampeón. Flipao. Después, este tio, el único tio de todo el paddock que tiene a su fisioterapeuta de esclavo, se tiró media hora detrás de Ocon, que fallaba en todas las curvas, sin poder adelantarlo. ¿Con qué cara le pide luego a Angela que vaya a su motorhome a por el patinete? Mientras, en ese mismo momento, su compañero de equipo estaba dando un recital de cómo adelantar en Suzuka bajo la lluvía. Me parece que nadie tiene ninguna duda de que si Verstappen hubiera pilotado para Mercedes el año pasado, habría ganado el mundial también. Tampoco nadie tiene ninguna duda de que si Latifi no se hubiera estampado, el mismo Hamilton habría ganado el mundial. Pero, tal vez, con Russell en Mercedes no habría sido necesario llegar a Abu Dhabi. Pero Wolff ahí, con Luis y con Bottas, Russell en Williams desde 2019 y Alonso con una caja de zapatos desde 2014.

El nano es una bala. Fue fácil pensar en el Gran Premio de Bélgica de 2008 cuando cambió a un nuevo juego de neumáticos intermedios a falta de 10 minutos para el final y empezó a rodar cuatro segundos por vuelta más rápido que todos. En la última vuelta, recuperó la posición que ostentaba antes de la parada: justo detrás de Vettel; y esa última curva, en paralelo con el tetracampeón, valió más que todos los adelantamientos a mitad recta con DRS que se han visto en lo que va de la temporada. Aunque tuvimos que verlo por YouTube. Latifi, por fin, consiguió un punto contra todo pronóstico y, tal vez, acalle las burlas que se han vertido sobre él, un piloto que paga por estar ahí, que no es todo lo rápido que la categoría requiere pero que es un buen tío y ningún buen tio merecen que se rian de él. Ocon acabó cuarto delante de Hamilton y Leclerc acabó segundo delante de Pérez aunque se pasó de frenada en la última curva y tuvo que rectificar su trazada para evitar ser adelantado en la propia línea de meta. Y, por último, Verstappen se proclamó campeón del mundo. Las carreras de Fórmula 1 no acaban hasta que se ondea la bandera de cuadros, aunque a veces, acaban un poco después.

La omisión en todo momento de la FIA y del ridiculo que nos hacen ver carrera tras carrera, año tras año está hecha a propósito. Inspira... expira. Tronco erguido. Todo va bien, todo va bien.