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lunes, 23 de diciembre de 2019

José Luis, me ha cerrado usté la boca

La última semana de abril del año pasado este blog echó a andar en su nueva versión. Aquel mediodía en Montilivi Morales empató a uno el partido gracias a un excelente pase de Jefferson Lerma. La reseña del partido no merece apunte alguno: «José Luis Morales estuvo especialmente irritador en 88 de los 90 minutos que un partido comprende. Jugar con Morales era jugar con diez, era como mandar whatsapps para quedarte con los dos ticks azules, nadie supo nada de El Comandante en 88 minutos». Para entonces nuestro comandante llevaba desaparecido en combate desde que Camarasa, Cuero, Deyverson y demás vividores le hicieran la cama a Rubi (pero solo fuera de casa, cobardes). Del año que secuestramos a la señora segunda división con Muñiz, de Morales solo se recuerda los lloros el día del Oviedo y su ridículo pelo amarillo. Ya en primera, también con Muñiz, los tremendos piscinazos. Llegó PacoLo y se salió en Balaídos, en San Mamés y en el Villamarín, también hizo buenos partidos en casa contra el Sevilla (junto a todo el equipo), contra el Valladolid (la primera parte) y contra el Girona (los cinco segundo que duró la jugada de su gol). Que recuerde sus partidos decentes habla a las claras de su estado de forma.

Entre sus regulares ajustes del brazalete, sus protestas inoportunas, sus teatreros lamentos y su nula fe en cada balón dividido ha conseguido arder mis nervios de acero (Jajajajajaja). En resumen, en esta casa Morales siempre ha sido el foco de las críticas, y la mayoría de veces con razón, pero hoy no vamos a ser gilipollas: Bienvenido Morales, hacía tiempo que no te veía, te echaba de menos. El Comandante, hoy sí se lo merece, ha hecho el partido que todos le pedimos, incluso él mismo; ha fallado pases, ha fallado regates, le han ganado en carrera, eso está mal, pero claro, entre todos esos intentos fallidos ha dejado a un par de gallegos con los pies clavados en el suelo. Suficiente.

Ahora bien, decir que Morales ha llevado de la mano al Levante hacia la victoria por dos regates me parece un poco injusto. A Cabaco no le podemos exigir que dé un pase de cincuenta metros al pie, pero sí le debemos exigir que cada despeje que dé sobrepase la línea del centro del campo; con Morales, pasa exactamente lo mismo, igual que con el resto de jugadores de la plantilla: no le podemos pedir que gane todos los duelos aéreos, pero, como poco, tiene que acertar uno de cada tres regates que intente. El partido de ayer de Morales, rozó el mínimo de sus prestaciones porque tú y yo sabemos que Morales lo puede hacer todavía mejor. Ayer Morales, vuelvo a repetir, completó el mínimo exigible y puso patas arriba a la defensa celtiña. Ahora cierren los ojos e imaginen a Morales, a Campaña, a Bardhi, a Rochina, a Mayoral, a Sergio León jugando al nivel que todos conocemos y que esta año aún no hemos visto... pensar en la permanencia es ridículo.

Si a Iago Aspas los dientes se le saliesen de la boca, bebiese mate y en lugar de esas piernas de alambre, calzase dos buenos jamones dignos de un futbolista profesional, habría quien lo confundiría con Suarez; también tendría que mejorar como delantero centro para eso. El internacional español que nos mandó a casa en Moscú abrió el marcador y se fue a celebrarlo en solitario al córner (hay quien dice que estaba Mina, yo no lo vi); pero ese no fue su mayor hito en los noventa de ayer, la oreja del señor colegiado hoy ha amanecido de plástico: un acento galleguiño tiene la culpa.

El centro del campo ayer no hizo su mejor partido y la línea de tres centrales supuso un morlaco demasiado bravo como para que torease al ritmo de Roger (porque Morales, como delantero, ayer nada). Aún así, A.J. supo labrarse su propia jugada en banda diestra y le sirvió en bandeja el primer gol al delantero de Torrent a pocos minutos del descanso, pero este falló. Morales pásala. Antes a Cabaco le birlaron el gol a pocos centímetros de la línea tras un magnifico envío de Rochina a la salida de un córner. La primera parte fue mala y, a pesar de eso, el gol se mascaba.

En el segundo período entre Roger y Morales le cosieron un traje a los tres centrales celestes que terminó con un remate con la izquierda de once granota. Ocasión fallable. Si le hubiese caído a Roger, acaba en gol. Poco después, Aitor salvó el partido cuando avanzó hacia el mojabraguiñas de Santiago Mina y le negó el gol. Era el minuto cincuenta y cinco y yo todavía creía en la victoria.

Total que se fue Rochina (aprobado por los pelos del pelazo ese que tiene) y entró Mayoral. Morales a una banda y romper la línea de tres defensas con dos arietes. Mayoral bajó a recibir a la banda como si fuese Rochina, Morales hizo magia, y Mayoral definió como si fuese Mayoral. Por suerte para nosotros, Roger huele el gol como un chucho huele a su amo. A puerta vacía y a medio metro de la línea, pero gol. Vaya delantero es Roger, una hora sin tocar la pelota dos tiros y un gol.

El partido se puso interesante porque la remontada parecía más probable que el empate. El Celta arriesgó y siguió lanzando esa presión que sino llega a ser por Aitor termina en cero a dos. Pero el Levante supo superarla. Araujo cortó la progresión granota, siendo el último hombre, y, según la trayectoria describió la pelota al salirse de banda, parece que Mayoral fue quien la tocó antes de que se perdiese por línea lateral. Araujo, como yo hice en benjamines en Rafelbuñol, no retrocedió y se quedó convenciendo al árbitro de que había sido Borja el último en tocarla. El señor colegiado, primero, no estaba atento y, segundo, es demasiado cobarde como para parar el uno contra uno que Mayoral, con la ayuda de Toño, ya había iniciado. Pase atrás a Roger y gol. Cayéndose Roger, llorando la pelota, sin tocarla de pleno, con la misma técnica que un alevín, a puerta vacía y a medio metro de la línea; pero gol y ya van ocho. Los mismos que Loren y Gerard que están como locos por llevarlos a selección, además estos dos no saben tirar penalties.