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miércoles, 30 de diciembre de 2020

Morales es zurdo

Y nosotros no lo sabíamos. Bueno, nunca le he mentido a este sucedáneo de portal web. Para no faltar a la verdad: hay quien ya, como poco, lo intuía. Si se quisiera resumir a Morales en un tweet de 140 caracteres, un tweet de los de verdad: "Morales es un tío que regateaba bien y que corría mucho, pero que dejó de hacerlo. Que la pasa regular y centra directamente mal, para acertar el disparo tiene que estar dentro del área (pequeña) y del golpeo de cabeza a penas hay registros en la base de datos.". Todos recordamos aquel _testarazo_ de Morales en Girona el día que Bardhi se ganó un lugar en el maltrecho corazón de todos los granotas; pero, lectores míos, con semejante centro de PedroLo, Rubén Suárez (150 centímetros) con muletas, el brazo en cabestrillo y un parche en el ojo la cuela igualmente.


No obstante el torpe historial técnico de AJ Morales, anoche asistimos a la consagración de su pierna zurda. Si todo marcha por cauces lógicos, el día de su despedida se recordará a Morales en 140 caracteres: "El Comandante de las hordas granotas era un cojo de mierda con la pierna derecha, pero que parecía Diego Armando con la pierna izquierda.".  Ayer el ejemplo fue más que evidente, en el vigésimo segundo minuto de partido con empate a un gol en el marcador, el señor chupón empaló con pierna derecha una dejada de Dani Gómez que más bien pareció una declaración de amor (Dani, sin vergüenza). Un golazo, pero si te fijas detenidamente: aquí el capitán granota clavó el chufo con la espinillera de su pierna derecha. Tan solo, 120 segundos después nació una jugada no muy distinta: Morales recibió una pelota caída del cielo y empaló el disparo. Tremendo mísil que afeitó el horrible peinado de Emerson (este es del Betis); si uno, ahora presta atención, comprobará que no hay manera técnicamente mejor de darle a la pelota que salió despedida con fuerza del centro del empeine de la bota zurda de Morales.

Pero claro, en este sucedáneo de portal web acostumbramos a hacer las cosas bien y no nos vamos a quedar con solo dos minutos de juego para decir cualquier cosa. Ni trabajamos en la tele, ni nos pagan en la radio, ni tenemos un canal de YouTube. Ya en la segunda parte, el Llevant robó su quinto balón en diez minutos y pocos toques después, José Luis asistió a Roger con un pase lejos del alcance de el Joel (es del Betis), pero a la carrera de el de Torrent; lo sufientemente fuerte para superar a Mandi (del Betis), pero con el control necesario para dejar a Víctor Ruiz (también del Betis) fuera de la disputa; y sobretodo, el pase fue con el interior de su pie izquierdo. A la salida de un córner puso un centro con rosca con la izquierda, que yo estuve dudando de si había sido Rochina o Morales (el pelazo de la plantilla hoy estaba en el banquillo, gracias a Dios). Con un tío menos, Morales asistió con pierna izquierda a Sergio León, justo antes de que el millonario delantero granota fallase el quinto (ayer perdí la fe en León).

Y yendo a otros partidos, contra la Real, solo un paradón soberbio de Remiro impidió que un zurdazo de Morales besara las mallas. En Pamplona, Melero empató el partido gracias a un centro milimétrico de Morales con la zurda. Algunos tal vez recuerden qué pasó cuando Morales definió con la diestra un uno contra uno en Sevilla (sale mal). Y rememorando tiempos pasado, Diego Alves todavía anda buscando la sepia que un desconocido Morales le calzó por la escudra, ejem, con la pierna izquierda (hubo chotos que no lo vieron).

PacoLo sabe de fútbol mucho más que tú y yo y, por supuesto, muchísimo más que el insufrible compendio de cuentistas resultadistas de Twitter Levante; y ayer Morales ya jugó con su nueva pierna buena tocando línea de cal. La pierna derecha y la pierna izquierda de Morales es como el meme del gatito y el león; y el Pelao de Silla ya se ha dado cuenta, aunque sea tres años tarde. Morales es zurdo, cabrones.



domingo, 1 de noviembre de 2020

No somos tan malos

Quien no crea en la mala suerte o tiene muy buena suerte o es del Real Madrid, que es más o menos lo mismo. El buen granota que ahora mismo está pensando si lo que ha visto en los últimos siete días es la vida real o solo fantasía, no tiene ninguna duda que si Celta y Granada hubiese atacado con la misma insistencia que el Llevant y el Llevant hubiese defendido con la misma porosidad que Celta y Granada, el lunes nos caen tres y hoy nos caen cuatro. De igual forma, todo el mundo sabe que el disparo de Roger hoy en la segunda parte lo hace un señor de Granada llamado Pedro Montoro y aquello termina colándose por la escuadra; si hoy Soro hubiera defendido el escudo del degà el balón no impacta en el hombro, si no que en la mano; y, por supuesto, si Iago Aspas hubiera caído en el supuestísimo «««fuera de juego posicional»»» del lunes, el señor colegiado ni si quiera va a mirarlo a la pantalla.

En condiciones normales, en la jornada 8, que Melero controle bien o controle mal una pelota dentro del área no puede hacer que cenes extremadamente eufórico o que te vayas a la cama (en ayunas) hundido en la más profunda mierda de cabra pequeña (choto). Suponiendo que el resultado de un partido de fútbol tuviera el mismo valor que un banderín de córner, el partido de Sevilla es para irse contento, el del Madrid entre bien y mal: bastante bien, el del lunes es una victoria en la mayoría de los casos y el de hoy es denunciable que ni si quiera el cabezazo de Rochina de la primera parte haya besado las mallas. Y que se tenga en cuenta, que no he mencionado la excelente victoria de Pamplona. Pero, como gracias a Dios, en el fútbol gana quien más goles meta y no quien obtenga una mayor valoración por jueces expertos, el granota de a pie mira la clasificación en el teletexto, se ve escrito en rojo y se pone a pensar: "¿Será este, otra vez, el año?".

Echarle un ojo a la tabla y verse en el puesto que, lamentablemente, dan acceso a la Segunda División del fútbol español duele; pero más dolería, echarle un ojo a la tabla, verse en descenso y no poder atravesar la línea que divide los dos campos. No solo no estamos tan mal, sino que podríamos estar mucho peor fácilmente. Es imposible encontrar en el últimos 180 minutos de juego un solo minuto, de juego continuado, en el que el Levante no haya atacado por la simple razón de que llevamos desde la noche del 26 de octubre sin parar de atacar siempre que la pelota estaba en movimiento.

El pobre Aitor hoy ha usado más los guantes en los primeros diez segundos de calentamiento que en los noventa posteriores minutos de partido. 18 minutos en un partido de fútbol puede considerarse un tiempo escaso, pero hasta en ese breve lapso de tiempo los hombres de Paco dominaron al Granada como si fuese su hijo. No obstante, siempre hay lugar a que un despeje, fruto de un buena presión, se convierta en una asistencia de 50 metros al espacio; exceptuando el saque inicial del segundo tiempo, el gol fue el único momento de partido en el que el rival concatenó más de cinco pases.

Los hechos se fueron precipitando sobre el césped de Los Carmenes cual tragedia griega (un poquito de humor para una noche tan aciaga). Gonalons le clavó los tacos a Rochina en toda la tibia y el narizotas se fue del campo expulsado sin decir una sola palabra, no así el entrenador del Granada (¿hay alguien que no sean los padres del entrenador del Granada que conozca el nombre del entrenador del Granada? este sucedáneo de portal web ha sabido que sus jugadores se limitan a llamarlo «míster»). Después de la expulsión, el Llevant siguió dominando. Tanto fue así, que cuando Vezo metió el único gol granota de la noche, previa mala parada de Rui Silva, ya era una verguenza que siguiéramos perdiendo.

Bardhi, pegado-pegadito a los dos delanteros del equipo volvió a ser ese mismo jugador que igual aparecía por banda izquierda una jugada y a la siguiente por la derecha; al tio que nunca se ha meado fuera le faltó acierto. Otro que también necesitó de un poquito de acierto fue Rochina, entre él y el omnipresente Bardhi bombardearon la portería nazarí durante todo el partido. Puestos a pedir acierto, también se la podríamos dar a toda la línea de centrocampistas (Vezo y Postigo hoy incluidos) que nos supieron atinar pases interiores; uno sí salió y casi lo metemos. De Frutos y Son entraron para renovar la banda derecha, al señor Son se le ven hechuras de buen futbolista pero De Frutos empieza a ser una losa demasiado pesada en el ataque del Llevant.

Este lunes me fui a la cama pensando que si jugábamos así, el del Celta iba a ser el último partido que no ganáramos; hoy me desdigo: si jugamos así, el de hoy y el del lunes van a ser los últimos partidos que no ganemos. Si jugamos así, el domingo que viene estrenamos campo con victoria, para navidad estaremos delante del Valencia y en mayo terminaremos en la primera mitad de la tabla. Salvo, claro está, que en nuevo estadio se convierta en el gafe de todos los nuevos estadios, el Alavés de Machín nos gane, la peña se caliente y tiremos a Paco.



domingo, 18 de octubre de 2020

En el césped de San Mamés

Nuestra sorprendente animadversión a la derrota en los últimos años, no significa que se nos haya olvidado perder. El Llevant ha palmado cuatro de los cinco partidos de Liga que llevamos y esto es tan real como que Parejo ha marcado el gol de la victoria contra el equipo de su vida. Pero esto también sería mostrar solo un parte muy específica de la realidad. En este sucedáneo de portal web no practicamos la demagogia, ni sesgamos las informaciones, ni nos mueven los intereses; directamente no sabemos qué significa "demagogia". Por tanto, vamos a hacer las cosas debidamente: el Llevant va penúltimo, puede ir último, ha perdido cuatro partidos de cinco, pero podía haber perdido los cinco sin ningún problema. El buen granota, leyendo el calendario de la Liga por primera vez, seguramente vio muy pocos partidos en los que ganar y solo unos pocos más en los que empatar en toda la liga; el buen granota, sin embargo, haciendo un ejercicio de abstracción seguramente pensó: "En Mestalla, en San Mamés, en el Pizjuán y contra el Madrid, palmamos. Y ojo como no ganemos en El Sadar". De momento, el buen granota se ha llevado a la boca un soberbio baño de los granotas (guiño, baño, guiño, granotas) en Pamplona y una convocatoria de Campaña con la Selección que ni tú, ni yo esperábamos. Eso está bien, pero lo que encara el granota de a pie en menos de siete días es una absurda necesidad de victoria contra el Celta que, restando la remontada de la temporada anterior, lleva ganando en el Ciutat desde los tiempos de LuisGar (y en aquel entonces el Celta estaba en segunda y Aspas en el filial).

El puñetero calendario nos ha puesto a los dos redondos hermanos gemelos a la altura de la nuez, pero después de sacar a relucir el granota lado conformista, atendamos a lo que ha ocurrido en el césped de San Mamés. Para empezar, el horario es una puta mierda. Es mejor que lunes a las 21:00h, pero sigues siendo una mierda. Se puede ser mejor que alguien y seguir siendo malo de cojones. Fíjate en Diacabí es mejor que Aderlan Santo pero... Para continuar, en el córner de Alboraya con GradaCentral, había una área especialmente iluminada por el sol que no era nada televisivo (ya lo dijo el señor Tebas: "Lunes a las nueve", de toda la vida). No hemos dicho que íbamos a esconder el lado conformista. Entre los despropósitos visuales, el nulo ambiente, la ausencia de Ayats en las ondas, la fideuà haciendo la digestión y que el balón estaba más parado que en movimiento, nos plantamos tan ricamente en el descanso.

El amigo PacoLo, que como yo, se duerme cada noche en pensando en el equipo que ganó en Pamplona, alineó a los mismos tíos y los alimentó de las mismas malas intenciones. Solamente, el señor pelao cambió a Vukcević por Rochina, pero el psicópata nunca fue la solución a todos nuestros problemas y sigue sin serlo, a día de hoy. Tampoco estoy diciendo que aquí el come-tibias sea un cojo inoperante, entre Maradona (sin medicar) y Yerry Mina existe un amplísimo espectro de jugadores, más que válidos para jugar en el decano del fútbol valenciano, que no influyen de forma regular en el devenir de su equipo. Para empezar, hemos palmao porque Morales ha jugado como en los dos últimos años y no como en los dos últimos partidos (Mestalla y El Sadar), Campaña no ha rascado bola, para que juegue Bardhi bien tiene que oler a delantero y en los duelos aéreos somos el mismo equipo de siempre. Y para terminar, hemos palmado por exactamente lo mismo que en Sevilla (donde Vukcević fue titular): desde que PacoLo levantó del asiento a Muñiz en Marzo de hace dos años y medio existe no-sé-qué-qué-sé-yo en los partidos del Levante que evita el 0-0 a toda costa.

Aunque hoy no lo haya demostrado, ni él ni ninguno, Malsa es un jugón; pero no solo es un jugón, el chavalín ya sabe lo que es sacar una balón en línea de gol en Primera División. Malsa, 1 - CR7 y el enano, 0. Vezo hoy parecía mucho más lento que Williams, pero es que en realidad cualquiera es mucho más lento que Williams. Los señores de Bilbao supieron qué hacer para entrar por las bandas y solo una vez en todo el partido, Miramón leyó la intenciones del rival y va y le pitan penalti. Por suerte, en el fútbol se sigue premiando la anticipación. Con cero a cero en el descanso y, a decir verdad poco que decir, los ilusos quizás creyeron que esto iba a terminar como empezó. Raúl García, un puto guarro, le dio a la cruceta después de dejar a Malsa en el suelo y con una oreja menos: karma instantáneo.

La defensa del Levante de esta temporada (dando a Mestalla de comer a parte) tampoco está tan mal; no somos el muro de antaño, pero tampoco somos la fina lámina de cristal de hace poco. El Madrid pudo crear ocasiones fruto del juego durante una franja de cinco minutos, el Sevilla durante los diez primeros minutos, el Osasuna tiró a puerta una vez y hoy, contra el Athletic, nos estábamos defendiendo bien. Esto, en los tiempos de Alcatrás y Caparrós sería un balance dramático, pero para como estamos y para como somos, ni tan mal. En Sevilla nos quedamos sin premio al final, hoy el fútbol ha sido menos cruel pero nos ha jodido igual. El amigo Berenguer medió-ganó un pelotazo a la espalda de la defensa, chutó casi sin querer y aún así batió a Koke (el portero) que ya tenía bastante con lo suyo. Luego, el mismo Koke, dejó solo a Williams, mediante una suave asistencia con su manopla, para que nos metiesen el segundo.

Los de les barres blaugranes hoy no han jugado nada bien y se han centrado en defenderse y poco más (como en Sevilla) y uno se pone a pensar que el equipo está en descenso, que Campaña no vale nada, que lo de Morales fue un espejismo, que la defensa es de papel, que ¿dónde está aquel juego? hasta que recuerdas que el viernes se murió el padre de un compañero y entonces caes en la cuenta que la cabeza de los nuestros quizás no estuvo todo el partido en el césped de San Mamés.




domingo, 6 de septiembre de 2020

Un podio también puede ser amargo

Para que nos entendamos, Il Parco di Monza es como Viveros pero más grande, con más árboles y con un circuito de Fórmula 1 en una esquina. Sumergido en la hipnotizante melodía de la brisa entre los árboles, el visitante medio del parque pudo notar como algo se movía el sábado por la mañana; y no era tanto el sonido de unos furiosos motores de Fórmula 1, sino más bien que el hijo de El Matador había acabado segundo en la antesala de la clasificación. Carletes parecía capaz de liderar la clase media de la parrilla, y a la hora de la siesta el madrileño marcó el tercer mejor tiempo confirmando las sospechas del visitante medio. Cuando los semáforos se apagasen hoy domingo, Carlos ya estaría en el podio y los formuleros de la piel de toro pedían por una carrera aburrida en la que quien empezase primero, terminase primero, quien empezase segundo, terminase segundo y, sobre todo, quien empezase tercero, al menos terminase tercero. Señora Fórmula 1, tampoco era tan difícil.

La setentañera convirtió en órdenes los deseos de los españolitos, aunque solo fuera por media hora. Exceptuando la primera vuelta, no hubo ni un solo adelantamiento hasta que el taxista vikingo empezó a buscar un sitio en el circuito en donde aparcar el buga. Esta vez la moneda de las salidas de Kevin salió cruz y bien por un pichazo, o bien por un alerón delantero tocado, tuvo que pasar por lo boxes. Hastiado por el hosco conducir de su dueño, el propio coche decidió cortar por lo sano; y la tortura terminó para la máquina sobre el mullido césped de los márgenes de la recta principal una veintena de vueltas después. Tampoco vamos a ser gilipollas y mirar para otro lado cuando un taxista, por muy taxista que sea, hace algo bien: y es que el tío más rápido del lado izquierdo del box de Haas sí supo situar el coche para que fuese retirado. Pero los comisarios no pudieron tirar del monoplaza hacia atrás y Masi, apellido que ni tú ni yo deberíamos conocer, sacó el coche de seguridad a pista cuando era completamente innecesario. Y, encima, justo cuando se estaban haciendo las paradas en boxes. Todos queremos carreras divertidas, golpes de teatro que pongan la parrilla patas arribas, situaciones inesperadas... en una palabra: ver a los Mercedes ante la simple posibilidad de no ganar la carrera. ¿Pero tendría que ser precisamente esta carrera?, ¿la señora Fórmula 1 no nos podía haber deleitado con un procesión tan típicamente suya?, ¿necesitaba precisamente hoy liarla bien gorda? Y el Safety Car innecesario fue solo el principio.

Antes de que el coche de las luces saliese a pista, solo ocurrió la salida. Sainz se agarró al rebufo de Hamilton y no lo soltó hasta que pasó a Bottas antes de la primera curva. Norris salió bien, se puso quinto y adelantó a Pérez, obstaculizado por Bottas, y adelantó a Bottas, curvas después, obstaculizado por sí mismo. Verstappen se diluyó en los primeros metros; y su hermano Albon y su primo Gasly estuvieron cerca de quemar la falla en la primera curva del Gran Premio, Albon, sin embargo, se fue a la cola de la clase media. Vettel abandonó por un fallo en lo freno, percance que se dice muy rápido. Sainz abrió unos cinco segundos con respecto a Norris y este se fue de Pérez hasta el segundo y medio. Todo controlado. A McLaren y a Sainz solo le faltaba pasar la gorra en la vuelta cincuenta y tres y recoger la pareja de trofeos. Pero Masi sacó el innecesario Safety Car.

Un segundo después del enfado monumental por el innecesario Safety Car (sí, otra vez) que amenazaba con jodernos nuestra puta carrera; nos sobrevino un susto todavía más grande: "¿Pero qué hace que no para?" (Las declaraciones tras el Safety Car, lamentablemente, no pudieron ser recogidas). "¿Pero qué pasa que no para nadie?", "¿Pero por qué para Giovinazzi?". El amigo Masi, un apellido, que insisto, ni tú ni yo deberíamos conocer, había cerrado el pit lane para que entrase el coche del taxista empujado por los comisarios. Hamilton paró a cambiar justo cuando se emitió el mensaje y Giovinazzi lo hizo mucho después: sanción para los dos, la más severa de todas, justísima para Antonio y algo inmerecida para Luis. El resto del planeta entró cuando Masi (ejem) dejó. Los que tuvieron problemas con los neumáticos en el primer stint, y entraron algo pronto (Leclerc, Kimi, Latifi y Gasly) escalaron, aupados por la Diosa Fortuna, a las primeras plazas. Kvyat que, calzado con duros, se había metido una paliza para igualar el ritmo de los blandos no se lo podía creer. Pérez, mermado por una parada horrenda, tampoco podía creer que una vuelta atrás estuviera peleando por el podio.

A pesar de ir octavo, a efectos prácticos delante de Sainz solo estaban Leclerc, Kimi, Gasly y Latifi (si es que estar detrás de un Williams es estar detrás de algo); porque Luis y Antonio estaban noqueados y el hijo del dueño estaba obligado a parar. Sainz y su equipo se veían ya levantando los brazos en el podio con una victoria a cuestas; hay quienes se mostraban más escépticos. En lo que ni en los escépticos pensaron es que Leclerc cometiese un error. El monoplaza rosso reventó la barrera de neumáticos a 250 kilómetros por hora y el chavalín volvió corriendo al box, la setentañera a veces también hace milagros. Safety Car de manual y bandera roja que, aunque discutible, bastante entendible. La carrera quedó parada casi media hora.

Al que le vino Dios a ver... quiero decir... al que le vino Fernando Alonso a ver fue al hijo del dueño que, además de dinero, tiene suerte; pues con bandera roja se pueden cambiar neumáticos y modificar el coche entero, Fernando Alonso sabe porqué. Lo que también solo sabe Fernando Alonso son los motivos que le empujaron a Alfa Romeo a poner neumáticos blandos con media carrera por delante. En el paddock de la Fórmula solo unos pocos son los afortunados que no llevan balas en los pies. Masi (ejem) había dicho que nada de salida lanzada, que todos a la parrilla a esperar los cinco semáforos en rojo, pero, aún así, Stroll tenía ante sí una oportunidad inmejorable de ganar un Gran Premio: pole position virtual, con veinte y cinco vueltas por delante, sin tener que parar en boxes y con un coche realmente rápido. Sin embargo, el hijo del dueño volvió a demostrar los verdaderos motivos que lo llevaron a la Fórmula 1. Tuvo una resalida horrible  y después de una vuelta, hasta Sainz lo pasó.

La vida sin Mercedes es una maravilla; es como estar comiendo y, de repente, oír cómo se apaga el extractor, una delicia, un descanso infinito. Con Hamilton sancionado y Bottas atrapado en el tráfico, por fin, el orgullo de la Fórmula 1, la clase media, pudo copar las primeras posiciones. Y como viene haciendo desde tiempos colombinos: dio espectáculo. Carlos, desoyendo las timoratas indicaciones de su ingeniero, adelantó a Räikkönen en una maniobra antológica para ser segundo. Kimi, porque tenia blandos, fue cayendo en la clasificación y finalmente fue superado por Latifi en la guerra de los cuchillos de plástico. Las últimas vueltas estuvieron amenizadas por los adelantamientos de Hamilton que, stop&go mediante, terminó séptimo; y por Carletes que recuperaba tiempo en las largas rectas, pero cedía algo en las pocas curvas. El señor de la radio de Carlos, con la carrera acabada, confesó que se moría de ganas por animar a Sainz, pero al chiquet solo le faltaba que, además de ver como poco a poco se acercaba a Gasly, le susurrasen al oído que si lo pasaba se llevaría la victoria; por eso, a dos vueltas del final, y con el francés en el punto de mira, Tomasso se volvió a morder la lengua: «Piensa con la cabeza, el segundo puesto está bien.». Pero, a pesar de que Carletes no le hizo ni caso, terminó segundo, cuatro décimas detrás de Gasly y con un «Ay, ay, ay» que Fernando quiera, no sea eterno.

Con la casi forzada reacción eufórica del equipo McLaren ante la llegada de Carlos Sainz al parque cerrado, uno se pone a pensar si realmente la suerte es hereditaria, si Sainz lleva en los genes el mal fario. En Alemania el año pasado solo una apuesta loca de Kvyat y Stroll le privó de su primer podio, en Brasil quedó tercero pero no subió al cajón y le dieron una botella de champán vacía a la hora cenar y hoy, Sainz, hubiera dormido con una sonrisa de oreja a oreja siendo segundo si a Masi (ejem) no le da por sacar el Safety Car; en cambio, esta noche dormirá combatiendo con el inevitable amargor de poder haber quedado primero.




domingo, 30 de agosto de 2020

Derritiéndose en el Spa

El mundo es un pequeño cubito de hielo posado sobre 2020, que es el cemento de la escapatoria de la curva tres del circuito de Montmeló. Al buen solazo mediterráneo. La situación no es para tirar cohetes; y las previsiones no sitúan al diminuto y gélido bloque en un lugar mejor, se dice que 2021 es la explanada que rodea Eau Rouge, pendiente incluida. Sin embargo, se está quedando una buena temporada de Fórmula 1. Los circuitos acompañan; los coches, aunque miden lo que un camión, son bonitos y acompañan; las estrategias acompañan; Ferrari, a su manera, acompaña; los buenos pilotos acompañan; y hasta los malos pilotos ponen su granito de arena. El único que aquí no está por la labor de colaborar es el yerno que toda suegra desea evitar, pero ¿quién realmente tiene interés en el puto Hamilton?

Los que lamentablemente tampoco acompañaron fueron los escapes del coche de Carlos Sainz. Sabiendo que el señor que dicta quien termina y quien no termina las carreras ardía en deseos de tachar a alguien antes de que los semáforos se apagasen, ¿tenía que ser Carlos Sainz?, ¿tenía que elegir a un buen piloto?, ¿no podía haber señalado al hijo del dueño, a cualquiera de los dos taxistas o al poleman (por ejemplo)? El próximo piloto de la Scuderia empezó a olerle mal el coche en la vuelta que lo llevaba del garaje a la parrilla y unos segundos después sus mecánicos dieron por muerto al buga. "Si es que tiene hasta el olfato de los grandes pilotos de la historia de la Fórmula 1." -pensó Antonio Lobato. Y ya que me sacáis a Antonio con la retirada más que prematura de Carlos, al chiquet ya le quedaba poco por hacer en la carrera; de hecho, este sucedáneo de portal web ha sabido que si se llega a retirar Vettel, Lobato, sin nada que hacer, hubiera cerrado la retransmisión: "Bueno me informan desde dirección del canal que ya no es necesario seguir con esta pantomima, así que lo vamos a cortar aquí porque esto no es una carrera. Así que nos despedimos y continuamos con la programación habitual".

Si la Fórmula 1 sigue aunque ganen siempre los mismos durante los últimos siete años, también habrá de seguir a pesar de que el único piloto español del paddock no vaya ha participar en una carrera. Y la salida se tomó con normalidad, es decir, Hamilton siguió primero y Bottas siguió segundo. El indudablemente finlandés tuvo sus opciones, pero levantó el pie en Eau Rouge, no vaya a ser que pase a Hamilton aunque sea una sola vez. Algo parecido hizo Verstappen que levantó el pie en plena recta. Ocon superó a Albon a la salida de la primera curva y, por tanto, los dos Renault encabezaron al orgullo de la Fórmula 1: su clase media. Checo Pérez perdió su posición con Lance Stroll (el hijo del dueño) y eso fue un error por el que cumplió condena durante las siguiente 44 vueltas; luego le adelantó Pierre Gasly, con un hachazo colosal en Eau Rouge; y, muy poco después, Leclerc que, lo crean o no, fue octavo mientras su motor Ferrari se lo permitió. Kevin Magnussen, por su parte, es el putísimo Ayrton Senna en los primeros 200 metros de carrera, pero luego pasa a ser un taxista cualquiera hasta que ve la bandera de cuadros: salió el último y completó la primera vuelta decimoquinto.

El amigo Pierre Gasly está rindiendo en esta primera parte de la temporada a un nivel tan alto que si en Monza condujese un Ferrari, quedaría el 13; tampoco nos vamos a engañar. El Ferrari, y no hablo solo del motor, es un coche insostenible en las rectas que Leclerc pudo poner octavo aprovechándose del fragor de las primeras vueltas. En la décima vuelta Giovinazzi estampó el coche en una curva sin mayores complicaciones y, para entonces, Leclerc ya había caido hasta el duodécimo puesto. Russell, que chocó contra la rueda que salió despedida del coche de Giovinazzi, se sintió "feliz" de llevar el halo, a pesar de que su suspensión y su propio neumático amortiguaron todo el impacto. El coche de las lucecitas salió a pista y todos entraron al pit lane como locos. En Ferrari no tienen bastante con darle a Leclerc una máquina deficiente, sino que además no tienen las ruedas preparadas para cuando el predestinato entra. Pérez había comenzado a enmendar su mala salida, pero como no le dio tiempo a adelantar a Stroll, se vio obligado quedarse en pista sino quería esperar tras su compañero de equipo a que los mecánicos lo despachasen. Quien sí tuvo que esperar, aunque muy poco, fue Ocon que perdió la posición con Albon en el baile en el pit. Gasly hizo compañía a Pérez en pista porque el francés había partido con los neumáticos más duros.

En la guerra de los cuchillos de plástico de este fin de semana, la Scuderia acompañó al resto de equipos propulsados por un motor Ferrari (si es que eso propulsa) y Williams (que de no ser por cierto motore serían 19 y 20 todos los sábados y todos los domingos). En condiciones normales, esta pelea de ciegos debería siempre ser ganada por Kimi Räikkönen y, en condiciones extraordinarias, por George Russell. Pero claro, si Leclerc se mete en el fregao el favorito ya no es IceMan. El problema estaba en que desde la décima vuelta Charles llevaba una bala rossa incrustada en el pie. Räikkönen, entonces, solo tuvo que superar al tetracampeón al final de la recta de Kemmel (reacción diáfana de Sainz acto seguido) para alzar la copa de cartón. Magnussen, que recordemos se puso decimoquinto, terminó último.

En el centro del pelotón Sergio Pérez y Pierre Gasly, con el paso cambiado, libraron una batalla a medio plazo contra todos los demás. El mejicano y el gabacho se vieron obligados a desechar la ventana del Safety Car y parar en la vuelta prevista, mientras que el resto sufrirían en las últimas vueltas a cambio de no perder tiempo en el pit stop. Y los dos caminos llevaron a un mismo punto, pues Sergio y Pedro terminaron más o menos donde estaban antes del accidente. Quien también tenía una bala de su equipo atrapada en el pie era Albon, que tuvo que hacer con neumático medio lo que su compañero de box casi no pudo hacer con el compuesto más duro; en la última vuelta la defensa de cristal del anglo-tailandés se resquebrajó y Ocon pasó adelante; Norris estuvo muy cerca de aprovecharse. El único representante de McLaren este mediodía en las Ardenas supo ahorrar goma y superó al hijo del dueño que, incluso, desconoce el término «ahorrar». Gasly, en el último compás, también se aprovechó de que Stroll solo sabe conducir de una forma: destrozando el neumático. Y, a todo esto, el coche de Renault puede ser el mejor gestionando los neumáticos. En el último tramo de la carrera con todos Dios pidiendo la hora, Ricciardo cruzó la línea de meta marcando la vuelta rápida y Ocon marcó el mejor registro personal un segundo y medio más rápido que el último giro de Hamilton. Al equipo aurinegro le das un juego de superblando Pirelli de año 2011 y te sacan el tiempo volviendo al box después de terminar un stint de 50 vueltas.

El Gran Premio de Bélgica nos ha dejado a Ricciardo cuarto y a las puertas de podio, a Räikkönen como el tuerto en el mundo de los ciegos, a Gasly dejando a seco a Pérez subiendo por Eau Rouge y, además, la octogésimo novena victoria de Luis Hamilton. Dentro de una semana, en Monza, tendremos la victoria 90 y la pole 94; solo nos faltará saber, con respecto al futuro heptacampeón digo, si conseguirá también la vuelta rápida o se la robará algún chiquito en la última vuelta.



domingo, 9 de agosto de 2020

Nada por aquí, nada por allá

Cualquier cosa que no sea un doblete significa una derrota para Mercedes. Ayer, el coche más lento de la estrella de tres puntas acabó su vuelta rápida un segundo antes que el coche más rápido del resto de la parrilla. El doblete, en condiciones normales como las de hoy, es una obligación. Por tanto, no ganar es un drama. El amigo Max Verstappen, con la inestimable compañía de RedBull y su ingeniero Giampiero (que tiene el cielo ganado, el bendito), les ha hecho la trece-catorce a las balas plateadas; que, al lado de Max, parecen solo bolas de goma plateadas. Decir, tras la bandera de cuadros que te han levantado la victoria porque han salido ampollas en los neumáticos, cuando Mercedes podría haber conseguido la pole position ayer aún con el sistema de ahorro de combustible activado, es una escusa a la altura del puto Hamilton; tampoco nos llevemos la manos a la cabeza.

La carrera, nadie lo puede negar, se presentaba interesante: Valtteri Bottas le birló por escasas milésimas de segundo la primera posición en la parrilla de salida al seis veces campeón y el ojito derecho de medio planeta, Nico Hülkenberg, partía justo detrás del finés y del yerno que toda suegra desea evitar. Que tire el primer motor Ferrari... perdón: que tire la primera piedra quien no tenía ganas de carreras hoy por la mañana. Pero la cosa se puso más interesante todavía cuando Albon no aguantó más de siete vueltas con el mismo juego de neumáticos; Gasly, que fue a cubrir el ataque, paró una vuelta después, pero toda la clase media se apuntó los beneficios porque el ajedrecista que ordenó el movimiento sobreestimó el buen rendimiento de AlfaTauri a lo largo del fin de semana. A Bottas le estaban poniendo la oreja de plástico desde las primeras vueltas porque sus neumáticos izquierdos estaban en un estado "crítico" y el asunto no mejoraba al otro lado del garaje: Hamilton comenzó a sentir aliento neerlandés en su nuca. La gente, mientras tanto, parando... Mercedes dijo basta a las quince vueltas, y fue entonces cuando MadMax tuvo a bien salir a pista.

Verstappen, sin Mercedes en el camino, empezó a rodar cada vez más rápido. Y la pareja de coches negros, liderada por Valtteri Bottas, perdía tiempo a pesar de contar con juego de neumáticos a estrenar. Cuando MadMax decidió que ya había tenido suficiente, enfiló la calle de boxes, emergió segundo y tres curvas después adelantó a recién renovado piloto de Mercedes para ponerse líder con el mismo número de paradas que sus rivales. Desnortados al ver como un buen piloto podía reducir a nada la diferencia entre su coche y el resto, en Mercedes empezaron a competir con prisas. "Parad a Bottas y haced algo, ¡coño!" -este sucedáneo de portal web ha conseguido colocar un micrófono en el muro de Mercedes y estas fueron las palabras exactas, aunque en inglés, que quién quiera que estuviese al mando le dijo al ingeniero de Vál-terí. RedBull, que sabe más por ser RedBull que por viejo, respondió parando a Verstappen inmediatamente antes que Bottas, aunque el stint del neerlandés solo fuera de seis vueltas. El Jaque Mate fue de libro, y tú pensando que todo el mundo hacía estrategias como Ferrari (o Mercedes).

Pero claro, la Fórmula 1 no son solo los primeros puestos. Desde que esta temporada corrió el telón entre las laderas centro-europeas se lleva disputando una pelea con cuchillos de plástico; y cuatro de estos seis señores van propulsados (si es que eso propulsa) con un motor Ferrari. Contra todo pronóstico, el taxista más rápido de lado izquierdo del box de Haas fue ayer el tuerto en el mundo de los ciegos colando su coche en Q2, junto al de George Russell. Pero hoy, Kimi Räikkönen, a pesar de partir desde la última posición, le ha quitado la condición de tuerto al gabacho ese gracias a una estrategia de una solo parada que le ha valido la decimoquinta plaza.

Y sin dejar de lado el mundo de los ciegos, el amigo Magnussen ha demostrado, de nuevo, que té cosetes que no pertenecen a un taxista: en tan solo tres curvas ha llevado su coche de la decimoséptima plaza a la decimotercera, después ha empezado a caer en la clasificación, ha usado artes intimidatorias ilegales con el pobre Latifi que le ha costado una losa de cinco segundos y, por último, ha acabado la carrera aparcando su coche en el garaje siendo este el único abandono del Gran Premio; si la realización no nos lo enseña, ni nos damos cuenta. La carrera ha terminado con el mismo número de pilotos con el que ha empezado.

Quien sí usó artes intimidatorias legales fue Carlos Sainz, que intentó adelantar por el exterior a Ricciardo y este trompeó cometiendo un error impropio de uno de los hombres más rápido del mundo con un volante en las manos. No fue el único trompo que evitó el hijo de El Matador en la tarde del domingo, pues Vettel la lio en la primera curva del Gran Premio; sí, esa que es a fondo. Se puso Carletes cuarto dejando que todos parasen y adelantó, virtualmente, a Gasly y Albon (que fueron los primeros en parar). Hubiese salido noveno, pero a sus mecánicos les dio por hacer manualidades de Art Attack, otra vez. Perdió seis segundos, cuatro posiciones y, lo peor, una ventana sin tráfico en donde poder exprimir sus nuevos neumáticos medios. Atrapado entre el resto de coches de la clase media, tampoco es que el madrileño hoy haya estado especialmente inspirado en el adelantar.

El hombre del día en los últimos diez días vio apagarse los semáforos desde la tercera posición y con un coche que sí le permitía optar a subirse al cajón de una puta vez. A un ratito para terminar el Gran Premio, Nico iba quinto y solo se había visto superado por los dos mejores pilotos de la parrilla (a mucha distancia del tercero y a mucha más distancia de futuro heptacampeón). Verstappen lo había dejado seco en la salida, a pesar de partir con un juego de neumáticos menos adherente; y la cerebral conducción de Leclerc, a una sola parada, había propiciado el adelantamiento en la calle de boxes. Sin embargo, a todos se nos cayó el alma al suelo cuando Hülkenberg entró a boxes con una decena de vueltas por delante; unas vibraciones en los neumáticos convirtieron aquel quinto puesto en este séptimo.

El hijo del dueño lleva dos Grandes Premios escondiendo los motivos que le llevaron a la Fórmula 1 y ha quedado sexto; Albon remontó hasta la quinta plaza; Ocon, que ha representado lo que podía haber sido la carrera de Sainz, fue octavo; Norris, noveno, sin más; Kvyat no se ha equivocado y ha sumado un punto quedando por delante del atropello de su compañero Gasly, Trompettel, los mecánicos de McLaren liando la marrana y Daniel Ricciardo haciendo de taxista. Valtteri Bottas no abrió la brecha de tiempo que Max Verstappen sí consiguió con respecto a Hamilton; y el seis veces campeón adelantó, a dos vueltas del final, a Bottas que no dio si un solo problema. Con este resultado, Verstappen supera al finlandés y se convierte en la alternativa al heptacampeonato hasta, por lo menos, la semana que viene. Montmeló nos espera.


domingo, 2 de agosto de 2020

Principalmente aburrida

La Fórmula 1 sabe mejor en verano, está pensada para ser disfrutada durante las vacaciones en la época estival. Sofá, calorazo, ventilador ruidoso y cochecitos en la tele: el mejor plan del mundo. Por otra parte, Lewis Hamilton sería un engaña-bobos solo si no fuese porque él es otro bobo. Desde el año 2014, año en el que Luisito se percató que su vida sería infinitamente más fácil, dedica más esfuerzos a convencer al personal de lo difícil que le es ganar, que a exprimir su coche hasta la última gota. El futuro heptacampeón argumentó que su carrera sería complicada por el estrés físico y por las fuerzas que iba a soportar su cuello; nada de que tenía un coche que maltrataba los neumáticos o de que no corría en las rectas, nada de que partiría con los compuestos equivocados o de que tenía que achinar los ojos para poder ver los semáforos (como cualquier otro piloto diría), las preocupaciones del de las rastas, en cambio, eran la salida (la única puta verdad que soltó) y que Mercedes le diera la carrera a Bottas en la estrategia... En su victoria menos pensada dirá que ha de valorarse como la mayor gesta de la Fórmula 1 porque dentro del cockpit ha pasado mucho calor.

Hamilton ha ganado la carrera cruzando la línea de meta con solo tres ruedas. El circuito de Silverstone había llevado hasta la extenuación a una de sus cuatro gomas y completó la última vuelta arrastrando el coche por la pista; y aún así nadie lo pudo pasar porque Verstappen, sabiendo que no tenía ninguna opción de ganar, paró para conseguir la vuelta rápida antes del pinchazo. Tendrá ahora los cojones de decir que su carrera no ha sido fácil. Que vaya susto se ha dado cuando ha visto a Verstappen en sus retrovisores media hora después de que ondease la bandera a cuadros. Le faltó la vuelta rápida para el Grand Chelem.

Pero antes... Kevin Magnussen es un vikingo capaz de sostener a un ladrillo en la zona de puntos, una pizca de suerte mediante; también es capaz de llevar ese mismo ladrillo que apenas llega a los 300 km/h al undécimo puesto, una buena salida mediante. Sin embargo, el tío más rápido del lado derecho del box de Haas también es capaz de manarlo tot a fer la mà pegando un cerrojazo sin venir a cuento en la decimoctava curva de Gran Premio. El coche médico a pista, una rueda fuera del sitio y Magnussen fuera del buga accidentado correteando por ahí. Sin solución de continuidad, a las pocas vueltas el plano de un cochecito dando vueltas se vio interrumpido por un fina nube de polvo; con Magnussen duchándose, el buen formulero fijó su atención en el otro taxista restante o en el hijo del dueño. Pero resulta que el causante de la salida de pista fue Daniil Kvyat, que por cierto no estaba nada contento con que le grabasen. Todavía nadie en el paddock sabe porque el torpedo tuvo aquel percance, pues no hizo nada que no hiciesen los otros 16 pilotos en las otras 51 vueltas.

Los que tenían la desgracia de cargar con el neumático blando aprovecharon la salida del Safety Car para quitárselo de encima y los que pudieron tener el medio entraron para que sus rivales no tuvieran ventaja. Ni un under-cut, ni movimientos estratégicos, ni hostias. Casi nada cambió, el único que se resistió a entrar fue Romain Grosjean; el tío más rápido de lado izquierdo del box de Haas se puso quinto y fue bajando en la clasificación muy lentamente, intercalando alguna que otra guarrada, hasta que se vio abocado a parar. Quedo penúltimo (y gracias), la estrategia tampoco acompañó.

Y resulta que cuando ya empiezas a entrar en calor, solo te quedan 20 vueltas. La pareja de Safety Car nos rebajó la carrera al 50%, por suerte, la semana que viene repetimos.

Después de que Sainz y Norris adelantasen a Romain, nadie pasó a nadie durante un buen rato. Cualquiera que haya visto la carrera no me negará que de la vuelta 20 a la 45 nos aburrimos como cabrones. Pero, mientras tanto, pudimos ver en la clasificación de tiempos del costado izquierdo de la pantalla como Vettel se desangraba en la alejada décima posición. Gasly se acercó al tetracampeón y le metió un hachazo en Stowe y otro en Vale que bien merecen salir en los mejores momentos al final de temporada. El amigo Pierre Gasly parece ser un buen piloto de Fórmula 1 siempre y cuando se respete la orden de alejamiento con Max Verstappen: en Austria extrajo lo máximo posible del coche, en Estiria los neumáticos le jodieron la carrera, en Hungría fue el motor Honda y hoy ha demostrado, de nuevo, merecer algo más que el capote de Marko. Y, hablando de Vettel, yo ya no sé si pensar si Newey le construyó en RedBull un coche escandalosamente poderoso, si Webber tenía dos manos izquierdas o si Leclerc es mucho-mucho mejor de lo que creemos; yo todavía no descarto nada. Pero los hechos, nos dicen que Leclerc ha subido al podio y que Vettel solo ha sacado un punto otra vez en la misma carrera.

"El delantero izquierdo no hace amigos en Silverstone"- dijo el hombre más joven de la parrilla muy poco después de salir del coche. De las ocho curvas a izquierdas del trazado de británico solo una trata al susodicho con un mínimo de respeto. Total, que en la vuelta 40 y pico a Kimi el coche le hace un yo-qué-sé-qué-sé-yo (como a Kvyat) y se le parte el alerón. Poco después, Ricciardo adelanta a Norris y los Renault empiezan a volar (mucho ojo a la gestión de los neumáticos de los gualdinegros). A nada para el banderazo, Bottas se sale de pista, aunque mi mente quiso ver a Hamilton, porque el neumático delantero izquierdo del finés no aguantaba más: se deshizo. Ricciardo se comía a Sainz eso sí, muy poco a poco, décima a décima, y de pronto lo pasó: a Sainz (salida cojonuda) se le deshizo el mismo neumático a nueve kilómetros de la meta, iba cuarto. Y dos segundos después, a Hamilton le pasa lo mismo; por fortuna, el yerno que toda suegra desea evitar, ganó la carrera con tres ruedas, porque de no ser así ahora lamentaríamos un podio de Carlos.


domingo, 19 de julio de 2020

La Fórmula 1 también es esto

Y no sé si debería empezar la entrada ya corrigiendo el título porque, en realidad, la Fórmula 1 es principalmente lo que nos ha concedido las 70 vueltas alrededor del Hungaroring. Después de siete meses encerrados en la jaula a todos nos salió natural idealizar el domingo de carreras, más si cabe cuando los últimos días del señor han sido correctamente acompañados, primero, con una excelente carrera y, segundo, con un muy buen Gran Premio. El problema se resume en que la memoria suele dar mucha más importancia a lo que ha sucedido la última quincena de días que a lo que ha venido sucediendo los últimos quince años. Tras dos buenos entretenimientos, el primero mejor que el segundo, nos vinimos arriba y creímos equivocadamente que los cochecitos dando vueltas han sido siempre así e iban a seguir siéndolo. Afortunadamente Budapest y su circuito interrumpido constantemente por las curvas emergieron en el horizonte para atarnos los pies al suelo; era necesario.

La Fórmula 1 es ver más al líder de carrera por la vueltas rápidas que va marcando que por sus andanzas en la pista. El puñetero Hamilton conduce por séptimo año consecutivo un pepino que viaja a la velocidad de la luz, pero lo peor de todo es que el puñetero Hamilton por séptimo año consecutivo sigue siendo insuperable. Lo de Nico Rosberg, justo antes de anunciar su retirada, cada año que pasa sabe más a milagrito. El único hexacampeón que conozco que miente más que habla también es capaz de liarla parda hace medio mes y hoy enmendar el entuerto en dos carreras y sin realizar un solo adelantamiento, saliendo solo en la tele para recoger el premio.

Y la mickey-herramienta del dueño de Roscow no ha sido tener un rival con claras inclinaciones a meter la pata: el amigo Valtteri (Vál-terí) no se ha bajado del podio desde que la Fórmula 1 se decidió a volver tras la sopa de murciélago. El segundo Gran Premio entre las montañas centro europeas (el gato con) Bottas terminó segundo y hoy, a orillas de Danubio, se ha resignado con la tercera plaza. La diferencia entre la parte limpia y la parte sucia de la parrilla fue diametral porque la zona por la que acostumbran a pasar los coches estaba seca y la otra mojada, y el piloto de Nästola fue uno de los damnificados que partieron en posición par. Vál-terí fue remontando, a su ritmo, sin prisa alguna pero, a punto de lanzar el ataque final para ser segundo hacia mitad de la prueba, un incorrecto calentamiento de los neumáticos impidió que Valtteri pudiese terminar la carrera con solo un paso por los boxes. Con una estrategia de dos paradas acortó la diferencia con respecto a Verstappen a marchas forzadas y, de haber corrido en Austria, Bottas habría terminado segundo porque la carrera no hubiese acabado en la vuelta 70 y en la 71 hubiera practicado el adelantamiento.

La Fórmula 1 también es el equipo Haas que en la vuelta de calentamiento, con la pista húmeda, manda a sus taxistas a la zona de boxes para calzar neumáticos de seco. Unas cinco vueltas después, Magnussen estaba tercero y Grosjean cuarto y, aquí viene lo importante, con las mismas paradas que el resto. Sin embargo, el coche de Gene Haas es tan lento y su motor Ferrari tan limitado que el paso de las vueltas fue restándole puntos (y dinero) hasta que cuando se desplegó la bandera a cuadros Magnussen solo pudo sumar dos puntos, y gracias. Hacia el final de la carrera, con Grosjean en un decimosegunda posición o así, el taxista francés preguntó por radio si había algo mal en el coche, lo notaba lento el chaval; el señor que amablemente le contestó que todo estaba bien en el coche se mordió la lengua y se aguantó la risa poco después: lo que fallaba en el coche era el que llevaba el volante. Magnussen, y con razón, ha recibido palos de todos los colores pero hoy ha dejado a un lado lo guarruzo que es, se ha centrado en conducir y el resultado ha sido: mínimo tiempo perdido, cero toques, cero abandonos, cero paradas no previstas y dos puntos. Ojalá deje de ser taxista a partir de ahora.

La Fórmula 1 también es Daniil Kvyat pidiendo confirmación al equipo durante la vuelta de calentamiento para poner neumáticos de seco. AlphaTauri reaccionó tarde, le hizo entrar en la vuelta 1 y Kvyat quedó 12 y AlphaTauri perdió unos buenos puntos. Pero también la F1 es una carrera más exitosa como la del hijo del dueño (Stroll) que olió a podio durante una buena parte de la carrera y la de Albon que pasó de 13 a 5 e intimidando al tetracampeón hasta el punto que el piloto de Ferrari falló y perdió la quinta plaza.

La Fórmula bien puede ser la carrera de Carlos Sainz. Como el hijo de El Matador inició la carrera en posición impar, su salida fue buena. Cuatro curvas después dejó a Ricciardo preguntándose porque tras el adelantamiento de la carrera en un punto que no ha sido concebido para generar adelantamientos y sí para ir rápido. Unas vueltas después, el programita que tiene McLaren para decir si el coche tiene que entrar a boxes o no, dijo que Carlos y Norris tenían que entrar; lo que el ordenador no tuvo en cuenta es que los otros nueve ordenadores de los otros nueve equipos dijeron lo mismo y el madrileño se quedo esperando a que dejasen de pasar coche por el pit lane para poder salir. El adelantamiento a Ricciardo se coló por el sumidero cuando el australiano paró, sin tráfico en los garajes, una vuelta después y lo estuvo persiguiendo todo el primer stint. Tras la segunda parada, salió detrás de Leclerc y necesitó de un buen saco de vueltas para adelantarlo (con una buena maniobra). Noveno, y de no haber sido tapado por Leclerc seguramente octavo.

Pero sobretodo la Fórmula 1 es Max Verstappen apretando a 20 minutos de que empezase la carrera para habituarse a las condiciones de pista mojada. También es Max Verstappen estampando el coche contra las barreras en esa misma vuelta que lo llevaba del box a la parrilla. Es especialmente el grupo mecánicos arreglando el brazo de las suspensión que había cedido por el impacto en la parrilla de salida. Es el chico que corre por el pit lane con herramientas en la mano para reparar el coche. Es el RedBull de Verstappen esperando a que se apaguen los semáforos desde la séptima plaza cuando quince minutos antes no tenía dirección. Y, por último, la Fórmula 1 también es la sonrisa de los chicos de RedBull viendo subir a Max Verstappen al podio en segunda posición.


viernes, 17 de julio de 2020

Des del balcó de l'Ajuntament

Estaba equivocado, lo reconozco. La nueva tranquilidad no es tan aburrida como me lo parecía el día que le clavamos cuatro al Betis. Tampoco es que sea más entretenida que el final de la temporada pasada... acordaremos en decir que con la permanencia en el bolsillo se está de puta madre, sin más. la nueva tranquilidad no era aburrida por la falta de emoción, era aburrida por la falta de descanso: la sobredosis que llevábamos encima (partidos todos los días y cada tres, uno del Llevant) no era saludable para ningún cuerpo por muy futbolero que se sea o por muy granota se sienta. Y pensar que Maldini vive así... elevemos una oración por su alma. El día del Mallorca no pude ver la primera mitad y en la segunda estuve jugando al Tetris, el día del Athletic preferí exprimir a Doña Fórmula 1, y por eso llegué al partido contra el Celta con el suficiente descanso y con las necesarias ganas para poder comprobar que des del balcó de l'Ajuntament la mascletà sona encara millor. Es una maravilla oír los petardos del descenso desde la atalaya de los cuarenta y tantos puntos, y es un poco más maravilloso ver jugar al Levante con la seguridad de que sea cual sea el resultado el año que viene seguiremos en Primera División y contaremos con otra oportunidad de ganar en Mestalla de una puta vez.

"Senyor pirotècnic pot començar la mascletà"- digué Enis Bardhi en dos monyos de fallera a cada orella. Este sucedáneo de portal web ha tenido acceso a una exclusiva entrevista post-partido con el amigo Enis y ha confirmado ante nuestros micrófonos que esas son las primeras palabras que ha aprendido en valenciano, "mucho antes que los insultos"- añadió. Era el minuto 10 y a ti te había pillado todavía sincronizando la voz de Ayats con el transcurso del partido. Total que uno marcha por su casa buscando a su padre para enseñarle el gol porque, desde que se decretó el estado de nueva normalidad, ya no ve los partidos; y mientras lo consigues arrastrar hasta frente la tele, Clerc tira un desmarque a la espalda, Campaña inyecta un pase en el área de castigo y Mayoral redondea la jugada con el segón gol granota. Sin embargo, en esta ocasión, en la sensación agridulce que te deja cada gol de Mayoral, los matices dulces ganaron con autoridad a los tonos agrios: el gol fue anulado y Mayoral se acercó un poco más a Roger y se alejó un poco más de Benzemà.

Y hablando del goleador valenciano. De Roger a Cristiano Ronaldo hay un mundo, eso está claro. Y tampoco somos chotos como para creer que un tipo como Roger nos va a llevar al Chempions. Pero si uno coge la lupa, para poder distinguir al Roger al lado de Cristiano Ronaldo, podrá entonces descubrir que de El Pistolero a El Bicho tampoco hay tanta distancia. Especialmente, cuando el balón no está en juego. Según los entendidos del deporte ambos solo meten goles de penalti o empujándola, pero nadie le da valor a no fallar ni un solo penalti o estar en el sitio correcto diecisiete veces seguidas; los dos se quieren más a sí mismos que a su novia; y los dos se puede ir contentos a casa palmando cinco a dos pero habiendo hecho doblete, pero pueden coger una rabieta de niñato si su equipo mete cuatro goles y él no ha podido mojar. Hacia la media hora de juego, Mayoral le dio un pase de categoría a Roger de tacón, este condujo y condujo y solo asistió a Bardhi cuando se dio el momento perfecto dejando, de paso, a Araujo por los suelos. ¿Quién decía que no se podía romper cinturas con un pase? El tío que jamás se ha meado fuera definió como el crack que es y solo un sobrehumano ejercicio de autocontrol impidió que Roger recriminase a Bardhi. A penas lo celebró. El amigo Roger había dado el pase de gol de un mano a mano con un toque de cirujano, pero cuando PacoLo decidió cambiarlo por la cara de Roger se podría pensar que habíamos bajado a Segunda División.

El Cucho Hernández metió gol para el Mallorca en Son Moix y los petardos del descenso estaban poniendo al rival del Llevant a un punto del abismo. No obstante, la cosa se empezó a liar y, a la salida de un córner, el mojabraguiñas remató con el pie en el corazón del área. O eso es lo que vi en la repetición porque el gol en directo me pillo bebiendo agüita bien fresquita en la cocina. Luego, Koke, el portero suplente que por fin puede jugar, salió a por uvas y el señor que nos mandó a casa en Rusia terminó por encontrar la portería justo antes del descanso. Perdimos en diez minutos una ventaja de cero goles a dos; este es el Levante del que yo me enamoré. Al mismo tiempo, pero un distinto plano espacial el Granada restó dos puntos al Mallorca y el Celta se fue al descanso tan lejos del descenso como había empezado el partido: suficiente.

Este es un mensaje para los incrédulos y faltos de fe: "se puede cenar en los quince minutos que dura un descanso", y con la motivación suficiente también se puede estudiar para un examen.

Rubén Rochina, nacido en el Puerto de Sagunto, decidió que el minuto 52 de juego era un buen momento para caer a banda derecha. Pero como el colega tiene la misma velocidad que un chaval con la L por la autopista, optó por no seguir corriendo y centrar desde la altura de los banquillos. Excelente decisión, Rubén. Algún día os contaré que los centros al área tiene una mayor probabilidad de éxito cuanto más alejado de la línea de fondo. Mayoral dejó que Murillo (o Araujo, ya no me acuerdo) metiese la pata y se aprovechó de su error en el despeje para meter gol y acercarse un poco más a Benzemà y alejarse un poco más de Roger. Como Florentino haya visto el tramo final de Mayoral el chaval va a acabar jugando para el Real Madrid y no para los de les barres blaugranes. Este no se lo anuló el señor colegiado.

Cinco minutos después Miramón fue con la plancha en el centro del campo, rozó a Aspas y el tío que nos mandó a casa en Rusia hizo el resto. Miramón fue expulsado porque el VAR lo ve todo y el Levante por primera vez desde que Paco López descolgó el teléfono camino de Elda se echó atrás por el efecto de una expulsión. Por el precio de uno, dos partidos: una primera hora de ataque sin contemplaciones y una última media hora achicando agua, despejando balones, defendiendo como cabrones y apretando el culo. Como solíamos hacer antaño, solo que si las mamonadas de perder tiempo y los cobardes fingimientos. Mala noche para ser del Celta la de ayer. Primero, recibes tres goles de quién no se juega nada y después, te pasas media hora atacando a un equipo que no defiende especialmente bien y que encima tiene un hombre menos, y tu único rédito es un gol en fuera de juego en el tercer minuto del descuento. (El VAR solucionó el entuerto). A diez minutos del final, el Leganés desató el partido en San Mamés y dejó a Aspas y compañía a un punto de segunda División. Menos mal, para los celtiñas digo, que cuando acaba el partido tienes la seguridad de que al frente del equipo tienes a un hombre que no es un pusilánime, con carisma, que trasmite, que sabe comunicar y que si tiene que soltar un puñetazo encima de la mesa, lo hace y que si tiene que montar un equipo para ganarle al colista descendido, lo hace...

Ahora, granotes, nuestra mayor preocupación es valorar si nos conviene una victoria contra el Getafe o tal vez nos conviene una derrota y a cambió dejamos sin Europa a la cova de rates penades. Pero estas son cuestiones que solo se pueden resolver veient la Mascletà des del balcó de l'Ajuntament.


domingo, 5 de julio de 2020

Di que sí, Valtteri

La carrera del Gran Premio con el que la Fórmula 1 se decidía a volver empezó un poco antes de que los semáforos se apagasen; también antes de que la Fórmula 1 publicase en Instagram que Hamilton salía quinto porque en su vuelta de clasificación había pasado olímpicamente de las banderas amarillas provocadas por la salida de pista de su compañero de equipo. La carrera realmente empezó anoche, con un rezo, pedí por Bottas, pedí para que ganara la carrera. Posteriormente, los acontecimientos se precipitaron y setenta y una vueltas después Valtteri se llevó la victoria sin abandonar por un solo momento la primera plaza. Y todavía aparecen valientes argumentando la destreza del finés a los mandos de su pepino Mercedes... ilusos.

Que bien sienta una buena salida después de siete meses de sequía. Veinte pilotos siguen siendo demasiados para solo dos ojos, y aunque solo te fijes en los primeros las matemáticas no engañan. Mientras ves como Lando Norris sale mejor que Verstappen, te pierdes como Carlos Sainz está intentando adelantar por el interior de la curva a todo quisqui. Hamilton y Leclerc aprovechando la escapatoria de asfalto para no perder posiciones: a ver cuando se dejan de mamonadas y ponen césped al lado de los pianos y quitan esos baches amarillos de los cojones. Leclerc queriendo adelantar a Pérez, Norris que pasó de verse segundo a verse cuarto en cuestión de una recta. Pero al final na de na cada uno siguió donde empezó a pesar de que la primera vuelta había resultado brillantemente dramática.

Albon adelantó a Norris nada más se activó el DRS constatando que, aunque McLaren parece estar más cerca, la diferencia con RedBull sigue siendo insalvable. Quien también superó a Norris y, tras varias vueltas, a Albon fue Lewis Hamilton que, siete años después, sigue conduciendo un pepino; eso sí el hexacampeón necesitó que la maniobra de adelantamiento se produjese a mitad de la recta y cuidado con frenar en paralelo. La superioridad de la estrella de tres puntas se ve camuflada cuando sus pilotos se enfrentan a la tesitura de pelear cuerpo a cuerpo. A Verstappen se le vino el coche abajo solo unas vueltas después de que Luisito consiguiera adelantar a Albon. "Gracias a Dios"-murmuró nuestro amigo Hamilton.

A todos nos sentó muy mal que Verstappen fuese elegido por el señor que determina quién termina y quién no termina las carreras. Max Morritos rodaba con unos neumáticos más duros que el resto y ello le otorgaba cierta ventaja no solo al final de carrera, sino también al final del stint de quienes llevaban los blandos. Sin embargo, de haber continuado en carrera el protegido de Helmut Marko, nos habríamos llevado el chasco igual pues esa pequeña ventaja estratégica se habría ido al garete cuando el Safety Car provocado por un problema en los frenos de Kevin el taxista coincidió con la ventana de parada del neumático blando. Todos entraron a boxes y, por tanto, solo hubo reagrupamiento y vuelta a empezar con 40 vueltas por delante.

El otro taxista de la parrilla también tuvo problemas de frenos. Y es que el señor que determina quién termina la carrera y quien no se ha quedado a gusto señalando a diestro y siniestro. Antes habían caído Ricciardo y Stroll, ahora Grosjean e inmediatamente después a George Russel se le para el buga, lo aparca al lado de la pista y coche de seguridad otra vez. Albon, Norris, Leclerc y Sainz pararon en boxes; Pérez, que había adelantado a Norris, lanzó un ataque arriesgado por el podio permaneciendo en pista con unos neumáticos viejos; a los Mercedes, sin embargo, les daba igual quedarse fuera o entrar, por ahora. La apuesta de Sergio Pérez se diluyó en cuestión de metros, Albon lo pasó en la segunda curva. Y antes de que te dieses cuenta a Raikkonen se le sale a una rueda y otro Safety Car: habla de como Kimi calienta los neumáticos cuando una rueda mal ajustada se sale en el momento en el que la carrera se va a reemprender.

Hamilton se durmió en los laureles en el tercer reinicio de la prueba y Albon necesitó una rendija tan ancha como el canto de una moneda para aprovechar la oportunidad. El tailandés, nacido en Londres, le echó un par de huevos subiendo marchas por el exterior de Schlossgold, pero Luisito mandó al de RedBull a fer la mà por segunda vez en tres carreras. Durante el breve instante que el hexacampeón lo dejó marchar por el bordillo, Alexander Albon olió a victoria. Los cinco segundos de sanción le cayeron a Luis como el agua cae cuando se mezcla con aceite; y yo pienso que el año pasado a Verstappen solo le salvó que en la curva donde tiró a Leclerc no ni había grava, ni había césped en la escapatoria. El que no se durmió en los laureles fue Sainz que en un visto y no visto adelantó a Ocon, quien pagó durante 71 vueltas su mala clasificación de ayer, y a Gasly, quien exprimió hasta la última gota de su coche para dejarlo en séptima posición.

Al que tampoco se le da bien adelantar es a Sebastian Vettel. Superó a Ricciardo en la salida, se puso noveno porque abandonó MadMax, se puso octavo porque abandonó el multimillonario Stroll y solo se acercó al grupo cabecero tras el primer Coche de Seguridad. Entonces, el tetracampeón metió el coche donde no debía, chocó con Sainz y el resto de la carrera la pasó peleando con Kvyat, Giovinazzi, Russel y Raikkonen. Y no es que le costara un ojo de la cara el pelar contra coche de un rango menor, sino que tres de ellos no pudieron terminar la carrera y el que faltaba, Giovinazzi, quedó delante de él. El alemán terminó décimo en un Gran Premio en el que solo once coches cruzaron la línea de meta.

A Leclerc, desde la quinta plaza, le empezaba a quemar el pie derecho, y junto a Norris replicó la maniobra que Hamilton tuvo la deferencia de zanjar con Albon. Esta vez, los chicos de SimRacing dejaron el espacio necesario y Leclerc completó, seguramente, el adelantamiento de la tarde. Tampoco tardó mucho el de Mónaco en adelantar a Pérez, pero la superioridad de Mercedes fue demasiado grande como para acercarse a la victoria a pesar de rodar con neumáticos sustancialmente mejores. Sainz rozó un futurible podio, pero Lando Norris supo defenderse del madrileño durante una buena serie de curvas. A la apuesta de Sergio Pérez empezaban a crujirle las costuras y los McLaren lo adelantaron a pesar de contar con un coche ligeramente inferior. Carlos adelantó a Pérez en la última vuelta en el último punto donde podía hacerlo y Norris terminó su carrera marcando la vuelta rápida y adelantando al fantasma de Hamilton, que rodaba a cinco segundo del de Mercedes, por solo dos décimas.

Seguramente, mañana vuelva a verla.


jueves, 2 de julio de 2020

Haber estudiao

El partido que anoche Levante y Valladolid se dignaron a jugar fue el paradigma del buen estudiante. Ese mismo que sabe que ha de examinarse en el minuto 90 pero alza la vista al marcador tras un cuarto de hora y sigue sin hacer nada, tampoco se inquieta cuando ya ha pasado una hora, decide cerrar twitter en el minuto setenta y cinco, y saca los apuntes a diez minutos del final. Cuando llega la hora del examen, el buen estudiante aprueba. «Por los pelos», dice el profesor. El buen estudiante marcha a su casa sabiendo que de haber estudiao un poco más, tendría una buena nota; pero también marcha con la convicción de que si se vuelve a presentar la oportunidad de aprobar con solo diez minutos de estudio, lo hará.

Enes Ünal, el único turco que ha vestido la zamarra de les barres blaugranes, dejó en el camino a Postigo y a Vezo y ajustó su disparo al palo corto sin embargo Aitor fue el de siempre; minuto 78 y era la segunda vez en todo el partido que vimos el gol a menos de dos kilómetros. Antes, en el descuento de la primera parte, Rubén Alcaraz rozó el gol pero más por su posición en el interior del área que por el disparo que practicó. Cierto es que Roger chutó una vez a puerta y hay quien ve al gol en un lanzamiento desde la línea de fondo, pero yo, sin gafas, no logro distinguirlo.

Ya que fútbol hubo poco, dediquemos un aparte para quejarnos de Benzemá. A qué mala hora Karim decidió asistir a Casemiro con un taconazo. Desde entonces, Rochina ha estado practicando hasta con el perro. El de Sagunto dio, que yo recuerde, seis pases con el talón de su pie izquierdo y ninguno salió bien. Hubo una vez que incluso tenía un pase franco para darlo como toda la vida pero se giró para pasársela al Casemiro de turno como si fuese Benzemá. Rochina quizás no tenga la calidad suficiente para dar un pase como Benzemá, pero hay algo que Benzemá nunca podrá tener: el pelazo de Rochina. Waldo, del Valladolid, también se sumó a la fiesta pero no hizo nada que no hiciese Rochina. Quien sí estuvo acertado y empleó el recurso con algo de sentido fue Mayoral que de no ser por Salisu o si Roger la hubiera enchufado desde la línea de fondo, habría hecho lo mismo que Benzemá aunque tal vez la repercusión fuese menor.

El partido estuvo básicamente tontorrón en todo momento. Pero nos lo pudimos llevar si al grupo de colegiados les da la pájara tan típica en ellos y pitan uno de los dos penaltitos que Antoñito, con el brazo pegado al cuerpo, y Kiko Olivas, cargando a Roger, tuvieron la poca delicadeza de cometer. Ninguno de los dos deberían haber acabado en los once metros, pero con esta gente (los árbitros) hay que tener especial cuidado. Desde que el indudablemente asturiano cedió su puesto en el banquillo granota a El Pelao de Silla los partidos del Llevant tienen ese no-sé-qué-qué-sé-yo que impide el cero a cero, sea cual sea la situación. Manías de PacoLo, apuntan algunos. La lista de partidos que tenían toda la pinta de terminar sin goles pero que al final se liaron es como el hueco que Coke deja a la espalda: no tiene fin. Los dos penaltitos fueron un aviso. El ataque creciente del Valladolid era otro.

Porque la primera razón que explica la ausencia de goles en el José Zorrilla anoche es que Ünal y Guardiola tenían que finiquitar las jugadas castellanas, un desastre cara a puerta los dos. El segundo motivo fue que Masip desvió a córner un derechazo de Campaña en el 90 que botó a un palmo de la línea de gol. El tercer porqué se llama Aitor: tras una parada suya, Aitor arrolló a Sergi Guardiola dentro del área. El señor colegiado señaló penalti, después fuera de juego y luego intervino el VAR. Está bien que el gremio arbitral con el que este país ha sido agraciado se salté el absurdo protocolo y se centre en emplear el VAR para de verdad ahogar las decisiones erróneas, ¿Pero tiene que ser con una jugada en contra del Levante? Penalti y con el tiempo ya cumplido. Me dicen de ganar un punto en Mestalla con un penalti en el último minuto, pero que luego lo perderíamos en Valladolid con un penalti en el último minuto, y yo te digo sí, sí, sí y mil veces sí. Pero Aitor lo paró, el cero a cero se mantuvo y ahora el Llevant está un poco más cerca de los chotos.


lunes, 29 de junio de 2020

Es lo que más se busca

Atrás queda el empate de Mestalla, la victoria agónica en Montilivi o el jueves noche en el que la mafia granadina nos clavó cinco para mandarnos a segunda. El Levante prolongó su estancia en Primera con el desmarque de Mayoral, tras un saque de banda, ante el Celta; y su temporada terminó con el golpe de cadera de Gonzalo Melero en el último suspiro del partido al atre costat de Primat Reig. Y, mientras tanto, el segundo asalto a competiciones europeas de los granotas se ha ido desvaneciendo a lo largo de la temporada con la derrota ante el Alavés, la derrota en Pamplona, la derrota en Ipurua y, por último, el empatito que el amigo Darwin Machís rascó al pelotazo en el Ciutat. ¿Qué les queda entonces a los ranícolas? Pues la acogedora, insondable y agradable tranquilidad (véase).

La nueva tranquilidad es despertarse y pensar antes en un Valencia - Baskonia que en un Levante - Betis; es alegrarse más al ver cómo Sergio Asenjo desarbola al grupeto de chotos con un despeje, que ver el tercer gol del Levante cortesía de Morales; es jugar al tetris en el tiempo muerto este que se han inventado. Quien ha visto quien ve a dueño de este sucedáneo de portal web: apurando hasta el último segundo para encender la tele justo con el pitido inicial. La nueva tranquilidad no es estresante, permite el respirar durante un ataque rival y es benévola con las ocasiones falladas; pero, el primer partido estuvo bien, la victoria ayudó en el segundo, hubo pasotismo en el tercero y el aburrimiento ha llegado en el cuarto. Quiero entender ahora a los agoreros exagerados y a su enfermizo empeño por buscarle la importancia a cualquier partido de futbol: temen caer aburridos.

Por fortuna, este equipo no juega como siempre. El partido era aburrido porque el aliciente de los tres puntos había desaparecido cual choto tras un mal año, pero una vez metidos en el fregao y en el fragor de la lucha, los noventa minutos que echamos viendo fútbol fue de lo más entretenido de la semana. Cierto es que el Real Betis trabó, durante tanto tiempo como pudo, ese ataque sin contemplaciones que tan acostumbrados estamos a practicar desde que El Pelao de Silla ocupó el puesto de Muñiz; pero, no es menos cierto, que cuando los de les barres blaugranes tocaban la pelota el fútbol parecía sonreír.

Aitor empezó salvando al equipo, primero de un lanzamiento y después de un centro que llevaba la palabra gol grabada. Por parte del Llevant, Bardhi y Campaña, más Campaña que Bardhi, habían inquietado a los sevillanos con sendas conducciones terminadas en disparos. El Betis acosaba, y acosó, durante todo el partido moviendo la pelotita de un lado al otro; pero en una de esas pocas posesiones que no eran verdiblancas, Sergio Postigo aprovechó su excelente desplazamiento en largo para ponerle la pelota en el pie a Borja Mayoral. Auto-pase del de Parla ante Bartra y esa sensación agridulce que deja cualquier gol de Mayoral. Dos temporadas haciendo fuerza para que Borja lo hiciese bien, pero no mucho, y ahora que ya no nos jugamos nada empieza a liarse a meter goles. Cada diana del madrileño lo acerca un paso a Benzemà y lo aleja un paso de Roger. Ojalá Florentino no tuviese la tele encendida ayer a las dos del mediodía, de lo contrario, Mayoral no vestirá de blaugrana la próxima temporada.

Y la cosa fue a más, el tío que prepara los saques de banda del Liverpool asegura que un servicio lateral puede ganar partidos; y yo no lo niego, solo añado que un saque de puerta sí puede ganar partidos. Que se lo digan a Guaita a ver que dice, espero que tenga una mejor respuesta de la que tuvo ante el zurdazo de Martins. El de ayer era uno de los pocos partidos esta temporada en el que estábamos igualados en el duelo aéreo. Aitor sirvió un pelotazo desde su propia portería a la vanguardia del equipo y entre Mayoral, Rochina y Enis Bardhi trenzaron la jugada del segundo tanto que terminó con un buen golpeo de zurdas ajustado al palo del tío que jamás se ha meado fuera. Dos cero, un poco más de agobio del Betis y descanso. Yo hubiera firmado el empate.

La victoria granota, no obstante, pendió de un hilo con el gol anulado a los andaluces por fuera de juego de Loren Morón. El dos a uno hubiese cambiado por completo el panorama, eso mismo pensaba pensaba Joel, guardameta de los otros, cuando veía como Morales lo regateaba como lo hacía antaño. Tercer gol y a penas merecíamos uno. Rochina llegó poco después para hacer el cuarto después de juntar, durante un breve y doloroso momento, tres pelotas con las dos de Feddal. Cuatro a cero, queridos lectores, y sin exhibir un fútbol escandalosamente escandaloso.

Cuando Ya creías que no iba a pasar nada más y que Aitor iba a poder quedarse sin recibir un gol por quinta vez en la temporada. Canales tiró un desmarque a la espalda de la defensa y recortó distancias. El quinto gol granota anulado a Sergio León, por claro fuera de juego, me pilló jugando al tetris. Y el amigo Juanmi, previa falta, alteró a los agoreros (que poco necesitan) al marcar el cuarto a dos definitivo a seis o siete minutos de la conclusión. Uno echa la vista atrás y recuerda los vibrantes cuatro goles que le endosamos al Betis la temporada pasada y piensa: «Qué felices fuimos», entonces es comprensible tener la tentación de volver a vivir la tensión de un partido, la importancia que tiene cada pase mal dado, lo mal que siente un tiro fallado y lo bien que siente un gol marcado. TBT. Pero ese mismo uno ahora piensa en el mal ratito que pasó con el penalti de Moses en San Mamés y rápidamente recapacita: la tranquilidad no solo es lo que más se busca, sino que también es el mejor sitio en donde poder vivir.


martes, 23 de junio de 2020

A perder que ya tocaba

Con los empates contra Valencia y Sevilla y la victoria meteórica contra el Espanyol ya nos habíamos venido arriba. Además, los tres meses sin ver una pelota de fútbol por la tele tal vez nos había permitido dejar de tener presente que el Levante pierde más que gana. Lo nuestro es más los primeros sesenta minutos que nos ha hecho sufrir el equipo hoy y no los últimos treinta que nos regaló el pasado sábado en Cornellà. El buen granota no solo tiene de mejor amiga a la señora Doña Derrota, sino que además encuentra puntos dulzones en su arrebatador sabor amargo.

Para el Atleti el partido empezó con un zapatazo desde dentro del área a los treinta segundos, como ocurrió en Madrid, para el Levante el partido empezó si eso en el sesenta y algo. Pero como todavía queda mucho para la entrada de Campaña al terreno de juego, vamos a centrarnos en lo que ocurrió con el doble pivotić de Vukcevic y Radoja sobre el terreno de juego. Los de PacoLo no salian de su propio campo, bien porque no podían o bien porque no querían. Toño y Coke, a cada lado de la defensa, tampoco ayudaban mucho a que los de les barres blaugranes viesen quién era el Oblak ese. Tal fue el vendaval ofensivo colchonero que su gol, en el temprano minuto 18, estuvo validado por sólidos argumentos futbolísticos exhibidos desde los primeros segundos hasta que Diego Costa encontró la red tras un escandaloso reverso de Llorente en el borde del área.

La hora inicial fue sufridora, pero cuando Rochina tocaba la pelota era un descanso para la vista; como ver a un aficionado visitante en las gradas de Mestalla. La croqueta en medio campo de el de El Puerto de Sagunto más un cambio de orientación disfrutón nos valió un córner como quien no quiere la cosa. No fue el único detalle que dejó el padre primerizo, sin embargo, no sirvió para levantar al equipo. Fruto del saque de esquina, Roger, en el segundo palo, a penas conectó de lleno con un balón muy poco sencillo. Pero nada, el sustillo del delantero valenciano solo fue el chorrito de aire fresquito que dura diez segundos en una bochornosa tarde de junio y el Atleti atrapó el partido para volver a hacer de las suyas: "pa qué meter el segundo, si con cero a uno tengo suficiente".

La pinta, tras el paso por los vestuarios, cambió entre poco y nada. Me niego a creer que todo lo que nos faltó fue porque Campaña empezó el partido desde el banquillo. Del mismo modo, que me niego a creer que todo lo que aportamos tras la entrada del 24 fue por su divina presencia. El Maestro saltó al terreno de juego a formar parte de un equipo descosido e indigno de la máxima categoría del fútbol español y devolvió ese ataque sin contemplaciones que tanto nos gusta practicar desde que El Pelao de Silla recibió la llamada de Tito camino de Elda. Pero, para empezar, Diego Costa hurgó en el poder que Don José ejercía sobre el esférico en las proximidades del área y primero Juan Feliz y luego el propio Diego Costa apuntó estuvieron de cerrar el partido a veinticinco minutos de la conclusión.

En otro orden de cosas pero bajo el régimen de Don José al volante del equipo, Giménez ejerció sobre Sergio León, dentro del área, una carga casi ilegal que si el árbitro hubiera tenido ganas de jarana se habría dirigido hacia los once metros. A.J. Morales, que entró al campo en el mismo momento que lo hizo Campaña, estuvo regular en algunas y mal en el resto; insuficiente de nuevo para un jugador de la enjundia de El Comandante. Bardhi rozó el gol con una volea desde el perfil zurdo y a Sergio León le pilló durmiendo un blando lanzamiento del propio Bardhi. Y como colofón, Borja Mayoral, que había sustituido a Sergio León, seguirá siendo del Levante el año que viene si perdona oportunidades como la que Toño le brindó a través de un buen centro, tras caño, desde el costado izquierdo. El amigo Toño es un desastre atrás, pero tiene veneno en campo rival; algo similar ocurría con Cucurella la temporada pasada: un tío con hondas lagunas en el aparatado defensivo, pero un incombustible en la faceta ofensiva, Mendilibar lo puso de extremo y el año pasado todo quisqui le mandó un whatsapp al agente del melenas. Paco, pon a Toño arriba.

Cero a uno en un partido que no merecimos ganar, por casi empatanos, pero que perdinos cono casi siempre.


domingo, 21 de junio de 2020

Salir con la pasta corriendo

Lo que ayer sucedió en Cornellà es como si un grupo de ladrones asaltan un domicilio pero el dueño sale corriendo con las joyas y el dinero. Algo similar sucedió cuando no se tuvo a bien anular el penalti del gol de Messi antes de que los chicos de Paco remontasen ante el Barsa de Valverde. Similar también fue, cuando se tomó como penalti una falta de Parejo sobre Rochina, después los chotos le dieron la vuelta con un corner que no se debería haber botado y con una expulsión bastante justita.; estoy pensando que igual tan similar no fue. El de ayer parecía el típico partido, tan propenso a darse en la piel de toro, en el que el gremio arbitral con el que este país ha sido agraciado te levanta una victoria; y lo parecía hasta que dejó de parecerlo.

Ocho de los once jugadores de les barres blaugranes tenían una única pero sólida misión: trasladar la pelota desde allá donde estuviese, hasta Campaña y Bardhi. Los otros tres eran Campaña, Bardhi y Roger que lo suyo es meter goles. Y el partido fue muy bien cuando el maestro y el francotirador tocaban la pelota con asiduidad y fue, sin más, cuando el Espanyol robaba la pelota antes de que llegase a José y Enis. Paco guardó las espaldas de los jugones con Melero y Vukcevic mientras que Mayoral y Roger, más Mayoral que Roger, tenían conexión directa con los dos ejes sobre los que ayer pivotó el partido del Levante.

Rúben Vezo, tras el saque de una falta en medio campo, se percató de que al deu granota no le rodeaban pericos. El tío que jamás se ha meado fuera, encaró y entró hasta la cocina pero Diego López paró la bala con el pecho. Al señor de 38 años que ayer defendió la portería blanquiazul aún le dolían los pectorales cuando Melero encontró a Campaña. Don José habilitó a Mayoral con un toque sutil, pero que permitió al delantero del Levante tomar la pelota en carrera. Lo único que paró al de Parla fue las redes.

Con el 0-1 los del Espanyol espabilaron un poco. Frustró todos los ataques granotas, parecía que habrían de pagar si el Levante pasaba al otro campo. Los pupilos de Aberlardo se convirtieron en máquinas de robar balones y cuando la cosa se complicaba, patada al tobillo, amarilla (en el mejor de los casos) y a seguir. El problema venía cuando por fin conseguir tener el balón, pareciera que Abelardo no ha ensayado este tipo de situaciones; en las que hay balón de por medio, digo. Al tercer pase, balonazo a Calleri que no ganó ni una. Melendo, principal pelotero de los barceloneses, olió la pelota dos veces y no es que lo hiciera mal, solo que nos quedamos con ganas de verlo (si que no fuera del Levante, claro). Marc Roca, el otro jugón, aunque menos técnico y más posicional tuvo una incidencia sobre el juego testimonial.

El entrenador de saques de banda del Liverpool asegura que un saque de banda puede decidir un partido; y no espero menos de un tío que dedica su tiempo a dibujar sobre una pizarra jugadas que parten del un servicio lateral. Cabrera marcó jugada, David López apoyó la espalda en el palo y poco después cabeceó a gol tras valerse, por medios antirreglamentarios, de una parcela dentro del área. El señor colegiado no vio otra cosa que fútbol.

Los del Levante por fin se pudieron tomar un respiro, básicamente, porque todos los del Espanyol estaban detrás de la pelota que gobernaba Roger cuando se prendió la mecha del contragolpe. El partido frisaba el descanso en el momento que Postigo volvió a tocar el balón en campo contrario por primera vez después del gol inaugural de Mayoral. El ataque posicional dio un vuelco cuando Campaña entró en contacto con el cuero. Centro de Clerc, balón al palo, un mal despeje, un mal tiro, una buena parada y gol de Campña de cabeza. Aunque claro el señor colegiado decidió anularlo porque Gonzalo Melero estaba tras el penúltimo hombre periquito cuando Campaña conectó el cabezazo. Supuestamente, de no haber estado allí Melero, Diego López habría volado para atrapar un balón que pasó a un metro de sus guantes y a dos del infractor.

Que mal pintaba el asunto en el descanso y que peor cuando era el minuto sesenta y pico y el Espanyol seguía sin jugar ni dejar jugar. PacoLo metió cambios porque la situación clamaba ser revertida. Campaña acompañó al psicópata en el eje del equipo, Hernani se abrió el juego desde la banda y... bueno, pasamos a jugar con diez con la entrada de Morales por Mayoral. Y va y resulta que al que mejor le sentó todo este movimiento fue a Bardhi, que se vio afectado indirectamente. Entre Campaña, Clerc, Morales y el propio Bardhi hilvanaron una rápida secuencia de pases por banda izquierda que terminó con un derechazo al fondo de las mallas del hombre que nunca se ha meado fuera.

Clerc tuvo el tercero en sus botas, igual que Postigo, ambos toparon con un acertado Diego López. Pero el golpe final para salir corriendo con la pasta fue dado por Pedrosa, que es del Espanyol. El definitivo uno a tres llegó con un gol en propia puerta a pocos minutos de la conclusión. El Levante a la suya, undécimo, ni frio ni calor. A seis puntos de los chotos y encendiendo una vela negra para que Osasuna y Rubén García tengan una tarde acertada en Mestalla.


lunes, 15 de junio de 2020

Valencians, tots a una veu

Vixca la Mare Déu. Los partidos del Levante son un continuo diálogo entre el señor Yunque y la Geperudeta, sempre al costat dels Desamparats. Los lectores más habituales de este sucedáneo de portal web conocerán las andanzas de estos dos de nuestras visitas al Bernabéu,  a Montilivi, al Camp Nou, a Vallecas o al Madrigal; y quienes pasen de esto, pero no de él Levante, verán a la pareja cada domingo (que no caiga en verano o pandemia) ¿Qué fue sino el gol de Rodrigo el viernes por la noche? Un mazazo sobre el Yunque, naturalmente. Diacabí jugó los últimos minutos del choque imbuido por la virgen, cada vez más atenta con nosotros. Y si los dos entes que esculpen nuestro destino se colaron en la cova de rates penades, a La Nucía también han llegado, obviamente, previa desinfección (no tanto por lo del virus, sino más bien por lo de ir a Mestalla y tal).

Y eso que hasta el minuto 86 de partido esta entrada iba a quedar encabezada por un escueto "Dio pa' siesta", pero claro, ¿Quién no cambia el titular ante una aparición mariana de semejantes proporciones? Entre el solecito de una tarde de un junio y el suave ruido rosa de veinte y dos millonarios jugando a fútbol cualquiera hubiese entrecerrado sus párpados. Tampoco ayudó que el Llevant perdiera su efervescencia, cual CocaCola desventada, tras unos primeros minutos potentes. Munir, del Sevilla para los despistaos, le dio al larguero a los diez minutos de juego. Y no volvió a pasar nada hasta el cuarenta o por ahí.

De llegar a desembarcar una legión de negrazos en el centro del campo del Levante, ponerse el Halcón Milenario bajo palos (¡Pura Vida!) y contar con un boca-chancla mascando chicle desde la banda; hubiera sido muy fácil asegurar que en el Camilo Cano había tenido lugar un rotura de los tejidos temporales que nos había devuelto a 2013. Barracón de los buenos del Levante UD en la primera parte. Y cuando teníamos la pelota estábamos desesperadísimos por buscar a Babá y a Rubén en el menor número de pases posible; quiero decir... a Morales y Mayoral. Y cuando menos te lo esperabas, hachazo de Bruno que sigue sin soportar cinco pases seguidos tras su paso por el Getafe de Bordalás.

Si que se apreciaron diferencias con los tiempos de Caparrós, sin embargo, cuando nuestras tenencias del esférico se prolongaron lo debido. Darle la pelota a este Levante es como soltar un pez en el agua. Y Rochina nos pudo mandar con ventaja a los vestuarios tras una excelente asistencia de Campaña. Hubieron otras dos jugadas de ataque nuestras, pero no las recuerdo con precisión, por tanto, procedo a callarme.

El partido no era de grandes emociones y el descanso fue un momento perfecto para servirse un glopet d'orxata, que nunca está de más, y culminar la visita a la cocina con un bombón. Y qué queréis que os diga recibir un gol en contra con restos de Ferrero Roché desperdigados por distintas partes de tu boca es otro rollo. Veinte y cinco segundos tardó De Jong en ver portería; y todo empezó con un magnífico envío de Diego Carlos; Munir, que comunicó, el envío con el goleador, partió de posición legal por un espacio menor al ancho del rojo cordel de las galletas María.

El encuentro, entonces, derivó en un dominio sevillista, después llegó el trán-trán soporífero de la primera mitad y para terminar el partido se puso tontorrón (clin-clin caja para el Llevant). Pero antes, en la Fase 1, en la que, al igual que no se te permite moverte de la provincia, el Levante no podía salir de su campo; Diego Carlos anotó el segundo gol de los sevillanos gracias a que los de les barres blaugranes concedieron un córner: un error que en este partido tuvieron el vicio de cometer. El señor colegiado, Geperudeta  mediante, acudió al rescate de los granotas y anuló el gol por un leve empujón de Diego Carlos sobre Campaña. El silbato sonó algo antes de que el central sevillista conectara el cabezazo.

Total, que en mitad de la soporífero aburrimiento, al amigo Lopetegui le dio por animar las cosas. Dividió el equipo, absurdamente, entre delanteros y defensas. Y ahí el Levante tuvo una oportunidad. Grande Julen. Paco también puso su granito de arena, quitó a Vukcevic porque ya no hacía falta y cambió a Hernani por Morales. Una vez dije que Hernani era cuarenta veces mejor que Morales y me gustaría aprovechar esta oportunidad para desdecirme y rectificar: Hernani es setenta veces mejor Morales. Está claro: ya no es que Hernani no defienda, es que ni se molesta el tirar un desmarque; también entiendo que haya veces en un partido en el que no interese tener a un señor ocioso en un rincón del campo porque si juegas con Roger y Rochina ya tienes a tres tíos sin hacer nada. Lo que no comprendo es como Morales juega y Hernani, que es el mismo perfil de jugador que Morales solo que mejor, ve jugar al Comandante desde el banquillo. En Cornellà Hernani titular.

Entre que Paco tocó en el sitio correcto y Lopetegui separó al equipo. El Levante empezó a contar con cada vez más presencia en campo contrario y a ocho minutos del final, tras varios sustos, Hernani combinó con Mayoral (el mejor del Levante) y lanzó un tiro de calidad del FIFA que solo el yunque disfrazado de sevillista pudo despejar a córner. Dos minutos después, Vezo trazó un pase aéreo a Miramón y la pelota tocó en tres jugadores sevillistas para convertir el centro de Jorge en el gol del empate. No sé que pruebas más necesitáis para detectar la presencia divina. Mayoral, en el descuento, tuvo la victoria desde fuera del área, pero tampoco se puede abusar de la Mare de Dèu que ya nos ha dado dos puntos: uno contra los chotos y otro contra el Sevilla.