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martes, 5 de febrero de 2019

Draw my life

Erase un vez un niño gallego al que no le gustaba su nombre. Un día nuestro protagonista, decididamente guapo, llegó a casa llorando; su madre, preocupada, la estrecho contra su pecho y le pregunto: «¿Qué te pasa?»Se apartó de su madre y secándose con la muñeca un lágrima que le caia del ojo izquierdo explicó: «No me gusta mi nombre». «¿Pero se ríen de ti, cariño». «No, solo es que no me gusta». «Pero, David...». «Que no me llamo David, ¿es que no te enteras?, me llamo Jason». «¿Jeison?». «No, Jason. Pero se dice Jeison, sí.». «Pues te voy a seguir llamando David». «Ah, y recuerda: mi sueño es jugar en el Fútbol Club Valencia».

David se «formó» en las categorías inferiores del Deportivo de la A Coruña, pero le echaron. «Será porque el primer día que me presenté dije que me llamaba David», pensó David. Pasó por el Montañero, pero era poco para él, y se fue al Racing de Ferrol, donde se presentó como Jason. Un Levante europeo puso la lupa encima de él. Un miembro del equipo de ojeadores echó la puerta abajo del despacho de Manolo Salvador: «Hay un chaval en la División de Honor de Galicia que está buenísimo, quiero decir, que es buenísmo» (era inglés). Manolo Salvador sin apartar la vista del Candy Crash (era lo que se estilaba) dijo: «¿Y cómo se llama ese gallego?». «Jason». «¡Coño!, pues será bueno... ¿Y seguro que es gallego?». «Sí».

Estampó su firma junto a la de Quico Catalán en el contrato y pasó a formar parte del mismo club que Blau y Grana. Debutó en Segunda B con dieciocho años, pero volvió al juvenil. Caparrós lo sacó, un año después, en el tiempo de descuento de un Levante, 0 - Sevilla, 0 antes de mandarlo, ahora de verdad, al filial. El filial bajó y lo cedimos al Villarreal. Pero Alcaraz cortó su progresión en el Villarreal B, a cambio de hacerlo debutar en el Camp Nou y hacerlo participar, con un regate en línea de banda, de la remontada de todos (Levante, 2 - Granada, 1). Volvió a Tercera Divisón con el B y en el partido de promoción de ascenso a la categoría de bronce, se conoce que se le olvidó ponerse la chorra dentro del pantalón. «Pero es un sobrao», llegaron a decirme. «Mejor», pensé.

Temporada discretita a cien kilómetros de aquí (en Albacete) con solo dos goles y sin ser titular.

Fue uno de los que se vieron beneficiados con que el Levante bajara a Segunda en el año de Rubí, ya que él, como Roger, como Lerma o como Camarasa tenían la oportunidad de hacerse un hueco en la élite y, si subían al Levante, se llenarse los bolsillos de billetes, comprarse una casa, un coche y apañarse la vida en dos o tres años. Y Jason aprovechó la oportunidad: titular inamovible y 10 goles, marcando, quizás, el segundo más importante en la jornada 1 (cero a uno en Soria). Marcó también un golazo con el Córdoba (Yo vi el gol de Jason) y por un momento fue el ojito derecho del Ciutat.

Llegó una oferta de Alemania que hubiesémos aceptado en cualquier otro momento de la historia anterior del nostre Llevant, pero creíamos realmente que sería un pilar de la permanencia en la vuelta a primera. Un año atrás un amigo suyo prefirió el dinero a seguir con el equipo que le está dando ahora la oportunidad cobrar la pasta que está cobrando; y Jason se puso de parte de su amigo cuando la afición anexionó «rata» a «Camarasa». La Primera División fue una ola demasiado grande para Jason que acabando sacando la cabeza muy al tiempo y ello unido a que no le apetecía renovar provocó el murmullo en cada balón que tocaba (En este portal siempre hemos sido acérrimos defensores de la causa por Jason).

PacoLo el día del Alavés lo puso de carrilero y fue ahí, con toda la banda para él, donde hemos visto una de sus mejores versiones (Antonio y David). Y a pesar de que no ganamos contra el Girona porque la lió y volvió andando, ya defiende mejor que Toño.

Hace unos meses el Levante dejó marchar a Jason; ni quiso ni quería renovar. David llegó a su casa y le envió un whatsapp a su madre: «Mamiña, por fin voy a cumplir mi sueño. Voy a jugar en el Fútbol Club Valencia».

Y este eres tú que un día te estás pegando de hostias con los del Getafe y al día siguiente le pides consejo a tu hermano pequeño para traerte a un rebotao y darle profundidad a una banda que ni sesenta millones, ni los tres mejores jugadores de tu cantera han sabido darle.