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domingo, 19 de julio de 2020

La Fórmula 1 también es esto

Y no sé si debería empezar la entrada ya corrigiendo el título porque, en realidad, la Fórmula 1 es principalmente lo que nos ha concedido las 70 vueltas alrededor del Hungaroring. Después de siete meses encerrados en la jaula a todos nos salió natural idealizar el domingo de carreras, más si cabe cuando los últimos días del señor han sido correctamente acompañados, primero, con una excelente carrera y, segundo, con un muy buen Gran Premio. El problema se resume en que la memoria suele dar mucha más importancia a lo que ha sucedido la última quincena de días que a lo que ha venido sucediendo los últimos quince años. Tras dos buenos entretenimientos, el primero mejor que el segundo, nos vinimos arriba y creímos equivocadamente que los cochecitos dando vueltas han sido siempre así e iban a seguir siéndolo. Afortunadamente Budapest y su circuito interrumpido constantemente por las curvas emergieron en el horizonte para atarnos los pies al suelo; era necesario.

La Fórmula 1 es ver más al líder de carrera por la vueltas rápidas que va marcando que por sus andanzas en la pista. El puñetero Hamilton conduce por séptimo año consecutivo un pepino que viaja a la velocidad de la luz, pero lo peor de todo es que el puñetero Hamilton por séptimo año consecutivo sigue siendo insuperable. Lo de Nico Rosberg, justo antes de anunciar su retirada, cada año que pasa sabe más a milagrito. El único hexacampeón que conozco que miente más que habla también es capaz de liarla parda hace medio mes y hoy enmendar el entuerto en dos carreras y sin realizar un solo adelantamiento, saliendo solo en la tele para recoger el premio.

Y la mickey-herramienta del dueño de Roscow no ha sido tener un rival con claras inclinaciones a meter la pata: el amigo Valtteri (Vál-terí) no se ha bajado del podio desde que la Fórmula 1 se decidió a volver tras la sopa de murciélago. El segundo Gran Premio entre las montañas centro europeas (el gato con) Bottas terminó segundo y hoy, a orillas de Danubio, se ha resignado con la tercera plaza. La diferencia entre la parte limpia y la parte sucia de la parrilla fue diametral porque la zona por la que acostumbran a pasar los coches estaba seca y la otra mojada, y el piloto de Nästola fue uno de los damnificados que partieron en posición par. Vál-terí fue remontando, a su ritmo, sin prisa alguna pero, a punto de lanzar el ataque final para ser segundo hacia mitad de la prueba, un incorrecto calentamiento de los neumáticos impidió que Valtteri pudiese terminar la carrera con solo un paso por los boxes. Con una estrategia de dos paradas acortó la diferencia con respecto a Verstappen a marchas forzadas y, de haber corrido en Austria, Bottas habría terminado segundo porque la carrera no hubiese acabado en la vuelta 70 y en la 71 hubiera practicado el adelantamiento.

La Fórmula 1 también es el equipo Haas que en la vuelta de calentamiento, con la pista húmeda, manda a sus taxistas a la zona de boxes para calzar neumáticos de seco. Unas cinco vueltas después, Magnussen estaba tercero y Grosjean cuarto y, aquí viene lo importante, con las mismas paradas que el resto. Sin embargo, el coche de Gene Haas es tan lento y su motor Ferrari tan limitado que el paso de las vueltas fue restándole puntos (y dinero) hasta que cuando se desplegó la bandera a cuadros Magnussen solo pudo sumar dos puntos, y gracias. Hacia el final de la carrera, con Grosjean en un decimosegunda posición o así, el taxista francés preguntó por radio si había algo mal en el coche, lo notaba lento el chaval; el señor que amablemente le contestó que todo estaba bien en el coche se mordió la lengua y se aguantó la risa poco después: lo que fallaba en el coche era el que llevaba el volante. Magnussen, y con razón, ha recibido palos de todos los colores pero hoy ha dejado a un lado lo guarruzo que es, se ha centrado en conducir y el resultado ha sido: mínimo tiempo perdido, cero toques, cero abandonos, cero paradas no previstas y dos puntos. Ojalá deje de ser taxista a partir de ahora.

La Fórmula 1 también es Daniil Kvyat pidiendo confirmación al equipo durante la vuelta de calentamiento para poner neumáticos de seco. AlphaTauri reaccionó tarde, le hizo entrar en la vuelta 1 y Kvyat quedó 12 y AlphaTauri perdió unos buenos puntos. Pero también la F1 es una carrera más exitosa como la del hijo del dueño (Stroll) que olió a podio durante una buena parte de la carrera y la de Albon que pasó de 13 a 5 e intimidando al tetracampeón hasta el punto que el piloto de Ferrari falló y perdió la quinta plaza.

La Fórmula bien puede ser la carrera de Carlos Sainz. Como el hijo de El Matador inició la carrera en posición impar, su salida fue buena. Cuatro curvas después dejó a Ricciardo preguntándose porque tras el adelantamiento de la carrera en un punto que no ha sido concebido para generar adelantamientos y sí para ir rápido. Unas vueltas después, el programita que tiene McLaren para decir si el coche tiene que entrar a boxes o no, dijo que Carlos y Norris tenían que entrar; lo que el ordenador no tuvo en cuenta es que los otros nueve ordenadores de los otros nueve equipos dijeron lo mismo y el madrileño se quedo esperando a que dejasen de pasar coche por el pit lane para poder salir. El adelantamiento a Ricciardo se coló por el sumidero cuando el australiano paró, sin tráfico en los garajes, una vuelta después y lo estuvo persiguiendo todo el primer stint. Tras la segunda parada, salió detrás de Leclerc y necesitó de un buen saco de vueltas para adelantarlo (con una buena maniobra). Noveno, y de no haber sido tapado por Leclerc seguramente octavo.

Pero sobretodo la Fórmula 1 es Max Verstappen apretando a 20 minutos de que empezase la carrera para habituarse a las condiciones de pista mojada. También es Max Verstappen estampando el coche contra las barreras en esa misma vuelta que lo llevaba del box a la parrilla. Es especialmente el grupo mecánicos arreglando el brazo de las suspensión que había cedido por el impacto en la parrilla de salida. Es el chico que corre por el pit lane con herramientas en la mano para reparar el coche. Es el RedBull de Verstappen esperando a que se apaguen los semáforos desde la séptima plaza cuando quince minutos antes no tenía dirección. Y, por último, la Fórmula 1 también es la sonrisa de los chicos de RedBull viendo subir a Max Verstappen al podio en segunda posición.


viernes, 17 de julio de 2020

Des del balcó de l'Ajuntament

Estaba equivocado, lo reconozco. La nueva tranquilidad no es tan aburrida como me lo parecía el día que le clavamos cuatro al Betis. Tampoco es que sea más entretenida que el final de la temporada pasada... acordaremos en decir que con la permanencia en el bolsillo se está de puta madre, sin más. la nueva tranquilidad no era aburrida por la falta de emoción, era aburrida por la falta de descanso: la sobredosis que llevábamos encima (partidos todos los días y cada tres, uno del Llevant) no era saludable para ningún cuerpo por muy futbolero que se sea o por muy granota se sienta. Y pensar que Maldini vive así... elevemos una oración por su alma. El día del Mallorca no pude ver la primera mitad y en la segunda estuve jugando al Tetris, el día del Athletic preferí exprimir a Doña Fórmula 1, y por eso llegué al partido contra el Celta con el suficiente descanso y con las necesarias ganas para poder comprobar que des del balcó de l'Ajuntament la mascletà sona encara millor. Es una maravilla oír los petardos del descenso desde la atalaya de los cuarenta y tantos puntos, y es un poco más maravilloso ver jugar al Levante con la seguridad de que sea cual sea el resultado el año que viene seguiremos en Primera División y contaremos con otra oportunidad de ganar en Mestalla de una puta vez.

"Senyor pirotècnic pot començar la mascletà"- digué Enis Bardhi en dos monyos de fallera a cada orella. Este sucedáneo de portal web ha tenido acceso a una exclusiva entrevista post-partido con el amigo Enis y ha confirmado ante nuestros micrófonos que esas son las primeras palabras que ha aprendido en valenciano, "mucho antes que los insultos"- añadió. Era el minuto 10 y a ti te había pillado todavía sincronizando la voz de Ayats con el transcurso del partido. Total que uno marcha por su casa buscando a su padre para enseñarle el gol porque, desde que se decretó el estado de nueva normalidad, ya no ve los partidos; y mientras lo consigues arrastrar hasta frente la tele, Clerc tira un desmarque a la espalda, Campaña inyecta un pase en el área de castigo y Mayoral redondea la jugada con el segón gol granota. Sin embargo, en esta ocasión, en la sensación agridulce que te deja cada gol de Mayoral, los matices dulces ganaron con autoridad a los tonos agrios: el gol fue anulado y Mayoral se acercó un poco más a Roger y se alejó un poco más de Benzemà.

Y hablando del goleador valenciano. De Roger a Cristiano Ronaldo hay un mundo, eso está claro. Y tampoco somos chotos como para creer que un tipo como Roger nos va a llevar al Chempions. Pero si uno coge la lupa, para poder distinguir al Roger al lado de Cristiano Ronaldo, podrá entonces descubrir que de El Pistolero a El Bicho tampoco hay tanta distancia. Especialmente, cuando el balón no está en juego. Según los entendidos del deporte ambos solo meten goles de penalti o empujándola, pero nadie le da valor a no fallar ni un solo penalti o estar en el sitio correcto diecisiete veces seguidas; los dos se quieren más a sí mismos que a su novia; y los dos se puede ir contentos a casa palmando cinco a dos pero habiendo hecho doblete, pero pueden coger una rabieta de niñato si su equipo mete cuatro goles y él no ha podido mojar. Hacia la media hora de juego, Mayoral le dio un pase de categoría a Roger de tacón, este condujo y condujo y solo asistió a Bardhi cuando se dio el momento perfecto dejando, de paso, a Araujo por los suelos. ¿Quién decía que no se podía romper cinturas con un pase? El tío que jamás se ha meado fuera definió como el crack que es y solo un sobrehumano ejercicio de autocontrol impidió que Roger recriminase a Bardhi. A penas lo celebró. El amigo Roger había dado el pase de gol de un mano a mano con un toque de cirujano, pero cuando PacoLo decidió cambiarlo por la cara de Roger se podría pensar que habíamos bajado a Segunda División.

El Cucho Hernández metió gol para el Mallorca en Son Moix y los petardos del descenso estaban poniendo al rival del Llevant a un punto del abismo. No obstante, la cosa se empezó a liar y, a la salida de un córner, el mojabraguiñas remató con el pie en el corazón del área. O eso es lo que vi en la repetición porque el gol en directo me pillo bebiendo agüita bien fresquita en la cocina. Luego, Koke, el portero suplente que por fin puede jugar, salió a por uvas y el señor que nos mandó a casa en Rusia terminó por encontrar la portería justo antes del descanso. Perdimos en diez minutos una ventaja de cero goles a dos; este es el Levante del que yo me enamoré. Al mismo tiempo, pero un distinto plano espacial el Granada restó dos puntos al Mallorca y el Celta se fue al descanso tan lejos del descenso como había empezado el partido: suficiente.

Este es un mensaje para los incrédulos y faltos de fe: "se puede cenar en los quince minutos que dura un descanso", y con la motivación suficiente también se puede estudiar para un examen.

Rubén Rochina, nacido en el Puerto de Sagunto, decidió que el minuto 52 de juego era un buen momento para caer a banda derecha. Pero como el colega tiene la misma velocidad que un chaval con la L por la autopista, optó por no seguir corriendo y centrar desde la altura de los banquillos. Excelente decisión, Rubén. Algún día os contaré que los centros al área tiene una mayor probabilidad de éxito cuanto más alejado de la línea de fondo. Mayoral dejó que Murillo (o Araujo, ya no me acuerdo) metiese la pata y se aprovechó de su error en el despeje para meter gol y acercarse un poco más a Benzemà y alejarse un poco más de Roger. Como Florentino haya visto el tramo final de Mayoral el chaval va a acabar jugando para el Real Madrid y no para los de les barres blaugranes. Este no se lo anuló el señor colegiado.

Cinco minutos después Miramón fue con la plancha en el centro del campo, rozó a Aspas y el tío que nos mandó a casa en Rusia hizo el resto. Miramón fue expulsado porque el VAR lo ve todo y el Levante por primera vez desde que Paco López descolgó el teléfono camino de Elda se echó atrás por el efecto de una expulsión. Por el precio de uno, dos partidos: una primera hora de ataque sin contemplaciones y una última media hora achicando agua, despejando balones, defendiendo como cabrones y apretando el culo. Como solíamos hacer antaño, solo que si las mamonadas de perder tiempo y los cobardes fingimientos. Mala noche para ser del Celta la de ayer. Primero, recibes tres goles de quién no se juega nada y después, te pasas media hora atacando a un equipo que no defiende especialmente bien y que encima tiene un hombre menos, y tu único rédito es un gol en fuera de juego en el tercer minuto del descuento. (El VAR solucionó el entuerto). A diez minutos del final, el Leganés desató el partido en San Mamés y dejó a Aspas y compañía a un punto de segunda División. Menos mal, para los celtiñas digo, que cuando acaba el partido tienes la seguridad de que al frente del equipo tienes a un hombre que no es un pusilánime, con carisma, que trasmite, que sabe comunicar y que si tiene que soltar un puñetazo encima de la mesa, lo hace y que si tiene que montar un equipo para ganarle al colista descendido, lo hace...

Ahora, granotes, nuestra mayor preocupación es valorar si nos conviene una victoria contra el Getafe o tal vez nos conviene una derrota y a cambió dejamos sin Europa a la cova de rates penades. Pero estas son cuestiones que solo se pueden resolver veient la Mascletà des del balcó de l'Ajuntament.


domingo, 5 de julio de 2020

Di que sí, Valtteri

La carrera del Gran Premio con el que la Fórmula 1 se decidía a volver empezó un poco antes de que los semáforos se apagasen; también antes de que la Fórmula 1 publicase en Instagram que Hamilton salía quinto porque en su vuelta de clasificación había pasado olímpicamente de las banderas amarillas provocadas por la salida de pista de su compañero de equipo. La carrera realmente empezó anoche, con un rezo, pedí por Bottas, pedí para que ganara la carrera. Posteriormente, los acontecimientos se precipitaron y setenta y una vueltas después Valtteri se llevó la victoria sin abandonar por un solo momento la primera plaza. Y todavía aparecen valientes argumentando la destreza del finés a los mandos de su pepino Mercedes... ilusos.

Que bien sienta una buena salida después de siete meses de sequía. Veinte pilotos siguen siendo demasiados para solo dos ojos, y aunque solo te fijes en los primeros las matemáticas no engañan. Mientras ves como Lando Norris sale mejor que Verstappen, te pierdes como Carlos Sainz está intentando adelantar por el interior de la curva a todo quisqui. Hamilton y Leclerc aprovechando la escapatoria de asfalto para no perder posiciones: a ver cuando se dejan de mamonadas y ponen césped al lado de los pianos y quitan esos baches amarillos de los cojones. Leclerc queriendo adelantar a Pérez, Norris que pasó de verse segundo a verse cuarto en cuestión de una recta. Pero al final na de na cada uno siguió donde empezó a pesar de que la primera vuelta había resultado brillantemente dramática.

Albon adelantó a Norris nada más se activó el DRS constatando que, aunque McLaren parece estar más cerca, la diferencia con RedBull sigue siendo insalvable. Quien también superó a Norris y, tras varias vueltas, a Albon fue Lewis Hamilton que, siete años después, sigue conduciendo un pepino; eso sí el hexacampeón necesitó que la maniobra de adelantamiento se produjese a mitad de la recta y cuidado con frenar en paralelo. La superioridad de la estrella de tres puntas se ve camuflada cuando sus pilotos se enfrentan a la tesitura de pelear cuerpo a cuerpo. A Verstappen se le vino el coche abajo solo unas vueltas después de que Luisito consiguiera adelantar a Albon. "Gracias a Dios"-murmuró nuestro amigo Hamilton.

A todos nos sentó muy mal que Verstappen fuese elegido por el señor que determina quién termina y quién no termina las carreras. Max Morritos rodaba con unos neumáticos más duros que el resto y ello le otorgaba cierta ventaja no solo al final de carrera, sino también al final del stint de quienes llevaban los blandos. Sin embargo, de haber continuado en carrera el protegido de Helmut Marko, nos habríamos llevado el chasco igual pues esa pequeña ventaja estratégica se habría ido al garete cuando el Safety Car provocado por un problema en los frenos de Kevin el taxista coincidió con la ventana de parada del neumático blando. Todos entraron a boxes y, por tanto, solo hubo reagrupamiento y vuelta a empezar con 40 vueltas por delante.

El otro taxista de la parrilla también tuvo problemas de frenos. Y es que el señor que determina quién termina la carrera y quien no se ha quedado a gusto señalando a diestro y siniestro. Antes habían caído Ricciardo y Stroll, ahora Grosjean e inmediatamente después a George Russel se le para el buga, lo aparca al lado de la pista y coche de seguridad otra vez. Albon, Norris, Leclerc y Sainz pararon en boxes; Pérez, que había adelantado a Norris, lanzó un ataque arriesgado por el podio permaneciendo en pista con unos neumáticos viejos; a los Mercedes, sin embargo, les daba igual quedarse fuera o entrar, por ahora. La apuesta de Sergio Pérez se diluyó en cuestión de metros, Albon lo pasó en la segunda curva. Y antes de que te dieses cuenta a Raikkonen se le sale a una rueda y otro Safety Car: habla de como Kimi calienta los neumáticos cuando una rueda mal ajustada se sale en el momento en el que la carrera se va a reemprender.

Hamilton se durmió en los laureles en el tercer reinicio de la prueba y Albon necesitó una rendija tan ancha como el canto de una moneda para aprovechar la oportunidad. El tailandés, nacido en Londres, le echó un par de huevos subiendo marchas por el exterior de Schlossgold, pero Luisito mandó al de RedBull a fer la mà por segunda vez en tres carreras. Durante el breve instante que el hexacampeón lo dejó marchar por el bordillo, Alexander Albon olió a victoria. Los cinco segundos de sanción le cayeron a Luis como el agua cae cuando se mezcla con aceite; y yo pienso que el año pasado a Verstappen solo le salvó que en la curva donde tiró a Leclerc no ni había grava, ni había césped en la escapatoria. El que no se durmió en los laureles fue Sainz que en un visto y no visto adelantó a Ocon, quien pagó durante 71 vueltas su mala clasificación de ayer, y a Gasly, quien exprimió hasta la última gota de su coche para dejarlo en séptima posición.

Al que tampoco se le da bien adelantar es a Sebastian Vettel. Superó a Ricciardo en la salida, se puso noveno porque abandonó MadMax, se puso octavo porque abandonó el multimillonario Stroll y solo se acercó al grupo cabecero tras el primer Coche de Seguridad. Entonces, el tetracampeón metió el coche donde no debía, chocó con Sainz y el resto de la carrera la pasó peleando con Kvyat, Giovinazzi, Russel y Raikkonen. Y no es que le costara un ojo de la cara el pelar contra coche de un rango menor, sino que tres de ellos no pudieron terminar la carrera y el que faltaba, Giovinazzi, quedó delante de él. El alemán terminó décimo en un Gran Premio en el que solo once coches cruzaron la línea de meta.

A Leclerc, desde la quinta plaza, le empezaba a quemar el pie derecho, y junto a Norris replicó la maniobra que Hamilton tuvo la deferencia de zanjar con Albon. Esta vez, los chicos de SimRacing dejaron el espacio necesario y Leclerc completó, seguramente, el adelantamiento de la tarde. Tampoco tardó mucho el de Mónaco en adelantar a Pérez, pero la superioridad de Mercedes fue demasiado grande como para acercarse a la victoria a pesar de rodar con neumáticos sustancialmente mejores. Sainz rozó un futurible podio, pero Lando Norris supo defenderse del madrileño durante una buena serie de curvas. A la apuesta de Sergio Pérez empezaban a crujirle las costuras y los McLaren lo adelantaron a pesar de contar con un coche ligeramente inferior. Carlos adelantó a Pérez en la última vuelta en el último punto donde podía hacerlo y Norris terminó su carrera marcando la vuelta rápida y adelantando al fantasma de Hamilton, que rodaba a cinco segundo del de Mercedes, por solo dos décimas.

Seguramente, mañana vuelva a verla.


jueves, 2 de julio de 2020

Haber estudiao

El partido que anoche Levante y Valladolid se dignaron a jugar fue el paradigma del buen estudiante. Ese mismo que sabe que ha de examinarse en el minuto 90 pero alza la vista al marcador tras un cuarto de hora y sigue sin hacer nada, tampoco se inquieta cuando ya ha pasado una hora, decide cerrar twitter en el minuto setenta y cinco, y saca los apuntes a diez minutos del final. Cuando llega la hora del examen, el buen estudiante aprueba. «Por los pelos», dice el profesor. El buen estudiante marcha a su casa sabiendo que de haber estudiao un poco más, tendría una buena nota; pero también marcha con la convicción de que si se vuelve a presentar la oportunidad de aprobar con solo diez minutos de estudio, lo hará.

Enes Ünal, el único turco que ha vestido la zamarra de les barres blaugranes, dejó en el camino a Postigo y a Vezo y ajustó su disparo al palo corto sin embargo Aitor fue el de siempre; minuto 78 y era la segunda vez en todo el partido que vimos el gol a menos de dos kilómetros. Antes, en el descuento de la primera parte, Rubén Alcaraz rozó el gol pero más por su posición en el interior del área que por el disparo que practicó. Cierto es que Roger chutó una vez a puerta y hay quien ve al gol en un lanzamiento desde la línea de fondo, pero yo, sin gafas, no logro distinguirlo.

Ya que fútbol hubo poco, dediquemos un aparte para quejarnos de Benzemá. A qué mala hora Karim decidió asistir a Casemiro con un taconazo. Desde entonces, Rochina ha estado practicando hasta con el perro. El de Sagunto dio, que yo recuerde, seis pases con el talón de su pie izquierdo y ninguno salió bien. Hubo una vez que incluso tenía un pase franco para darlo como toda la vida pero se giró para pasársela al Casemiro de turno como si fuese Benzemá. Rochina quizás no tenga la calidad suficiente para dar un pase como Benzemá, pero hay algo que Benzemá nunca podrá tener: el pelazo de Rochina. Waldo, del Valladolid, también se sumó a la fiesta pero no hizo nada que no hiciese Rochina. Quien sí estuvo acertado y empleó el recurso con algo de sentido fue Mayoral que de no ser por Salisu o si Roger la hubiera enchufado desde la línea de fondo, habría hecho lo mismo que Benzemá aunque tal vez la repercusión fuese menor.

El partido estuvo básicamente tontorrón en todo momento. Pero nos lo pudimos llevar si al grupo de colegiados les da la pájara tan típica en ellos y pitan uno de los dos penaltitos que Antoñito, con el brazo pegado al cuerpo, y Kiko Olivas, cargando a Roger, tuvieron la poca delicadeza de cometer. Ninguno de los dos deberían haber acabado en los once metros, pero con esta gente (los árbitros) hay que tener especial cuidado. Desde que el indudablemente asturiano cedió su puesto en el banquillo granota a El Pelao de Silla los partidos del Llevant tienen ese no-sé-qué-qué-sé-yo que impide el cero a cero, sea cual sea la situación. Manías de PacoLo, apuntan algunos. La lista de partidos que tenían toda la pinta de terminar sin goles pero que al final se liaron es como el hueco que Coke deja a la espalda: no tiene fin. Los dos penaltitos fueron un aviso. El ataque creciente del Valladolid era otro.

Porque la primera razón que explica la ausencia de goles en el José Zorrilla anoche es que Ünal y Guardiola tenían que finiquitar las jugadas castellanas, un desastre cara a puerta los dos. El segundo motivo fue que Masip desvió a córner un derechazo de Campaña en el 90 que botó a un palmo de la línea de gol. El tercer porqué se llama Aitor: tras una parada suya, Aitor arrolló a Sergi Guardiola dentro del área. El señor colegiado señaló penalti, después fuera de juego y luego intervino el VAR. Está bien que el gremio arbitral con el que este país ha sido agraciado se salté el absurdo protocolo y se centre en emplear el VAR para de verdad ahogar las decisiones erróneas, ¿Pero tiene que ser con una jugada en contra del Levante? Penalti y con el tiempo ya cumplido. Me dicen de ganar un punto en Mestalla con un penalti en el último minuto, pero que luego lo perderíamos en Valladolid con un penalti en el último minuto, y yo te digo sí, sí, sí y mil veces sí. Pero Aitor lo paró, el cero a cero se mantuvo y ahora el Llevant está un poco más cerca de los chotos.