Páginas

domingo, 21 de febrero de 2021

Poliédrico

PacoLo tenía un plan. No existe otra explicación. Nuestro juego combinativo y disfrutón ha desaparecido en esta pareja de partidos que el Destino ha tenido la caprichosa idea de enfretarnos contra el Atlético de Madrid; quien te iba a decir a ti, granota, perdedor nato, el miércoles por la noche mientras encendías la tele para ir al Ciutat que 180 minutos de juego después no solo ibas a sacar los mismos puntos que el Atlético de Madrid, sino que encima ibas a recortar la distancia con el líder. (Quedan 42 puntos por jugar y la distancia al liderato es de 24, a mi las cuentas me salen). Pero bueno que me descentro, ¿qué duda cabe que el Atleti es mejor equipo que nosotros? a soltar idioteces a otra parte (jajajajajaja). Por lógica aplastante esta gente nos iba a someter cuando Correa, el gordo pesao y Llorente se la pasaran entre ellos. El matiz estuvo en que PacoLo asumió que eso iba a pasar y que la mejor manera de contrarrestarlo no era metiendo más goles, sino evitando que el Atleti los hiciese. Lo que nadie nos ha quitado y espero que nunca se nos quite es el ataque sin contemplaciones; con el balón en los pies el Levante juega que da gusto.

Pero tampoco nos volvamos gilipollas, el partido del Levante en defensa tanto en la ida como en  la vuelta... uy, perdón, tanto el miércoles como hoy ha estado lejos de ser perfecto. Y esto es un hecho tan palpable como que de haber sido las cosas un poco distintas (tiro a las nubes de Correa y tiro al palo de Suárez (ahora os cuento)) habríamos terminado la semana con una mano delante y una mano detrás. Pero una cosa no quita la otra. Que el Levante no haya conseguido la perfección de antaño delante de su portería no impide que hayamos hecho un buen partido sin balón. Al menos en lo que va de temporada, la última línea del Levante cuando se encaja la armadura y se pone a aguantar lo que haga falta ya es más resistente que un iPhone impactando contra el suelo, siendo el iPhone nuestra defensa y el suelo el ataque rival, obviamente. Yo también me quedé ojiplático cuando Paco puso sobre el césped a todos los centrales de su plantilla: Postigo, Duarte y Vezo a despejar balones y Róber Pier delante de ellos por si las moscas; pero igual de impresionado me quedé cuando el Atleti ni si quiera pudo entrar en nuestra área con la barraca bien montada. Tan sorprendido o más me quedado hoy con las buenas ayudas en banda o con el orden táctico de los de PacoLo cuando el Atleti corría y el gordo cojeaba arrastrando la botella de oxígeno.

Pero cuando teníamos la pelota, qué maravilla. Se habla menos de lo que se debería del pelazo de Rochina y quisiera cambiar esa tendencia: el pelazo del equipo hoy estaba ante SU partido. El público jaleaba que el balón fuera entregado a Rochina: dos caños, un pase a la carrera de Morales de sesenta metros y otro pase raso horrible al pie de Morales de cinco metros fue el bagaje que ahora mismo recuerdo; y lo que no le dejaron hacer. En la segunda parte le cayó un pase celestial de Coke que si llega a controlar bien, tal y como estaba el pelazo hoy, la mete por toda la escuadra: 0 dudas. Este sucedáneo de portal web ha conocido que Dani Cárdenas le ha pedido consejo acerca del cuidado del cabello. El de Sagunto, no obstante, fue rehacio a prestarle el champú: "En el equipo solo hay un pelazo, ¿vale?"

Y ya que hablamos del aspirante a pelazo, el de hoy ha sido el partido de la confirmación de Cárdenas. Es muy fácil valorar positivamente lo nuevo. En Valladolid el chaval estuvo bien y punto, contra el Fuenlabrada ganó el solito la tanda de penalties, contra el Villarreal hizo un par de paradas buenas y otras tantas malas que pudieron significar la eliminación, seguimos con opciones contra el Athletic gracias sus intervenciones y hoy ha parado dos disparos, uno a Juan Contento y otro a Tomás Lemar, de portero sobresaliente. Si el Athletic algún día suelta la pasta por Aitor, pasará lo mismo que si algún día el Sevilla suelta la pasta por Campaña: nada.

Y, por cerrar con las menciones especiales, Róber Pier hoy ha vuelto a ser ese central de hoy en día que no tiene cara de loco, que es más guapo que feo, que sus amonestaciones son circunstanciales y que han llegado a Primera División, no por destrozar tobillos de delanteros escurridizos, sino por ver el juego igual que nosotros, solo que un segundo antes que el resto. El sereno central gallego ya cumplió su condena por hacer el capullo tres días antes de año nuevo con Láinez, el miércoles la lió un poco en el gol colchonero, pero fue parte fundamental junto a Roger y de Frutos en el gol de Bardhi; en condiciones normales, cada minuto que juegue Duarte que no lo juegue Rober es para montar manifa en el párquin del estadio.

El ver correr a Morales cara a puerta es un ejercicio de meditación en nueve de cada diez escuelas zen. No hubo momento más tranquilo que ese en todo el partido. No hubo certeza mayor en los noventa minutos. El Comandante es ese señor que encara al portero desde campo rival, se sabe que no va a meter gol, pero luego el cabrón lleva once tantos (y tres dobletes) en lo que va de temporada. A sus 33 años y cuando ya había quien lo daba por muerto desde 2016 (no me escondo), el señor chupón se ha convertido en un obseso del gol, a pesar de que la autoría del primer gol granota sea, cuando menos, subjetiva. Con cero a uno en el descanso y con Rochina dando un recital, pocas opciones mejores hemos tenido en nuestra vida de ganar en el Calderón (me da un poco igual como coño se llame ahora). Sin a penas haber inquietado al candidato a pelazo, el Atleti empezó a calentarse. En todo el partido tuvo cuatro muy buenas ocasiones de encontrar al gol y tres de ellas sucedieron del 55 al 60. Tras señalarse una falta al borde del área granota, un pobre chaval desde su casa en Valencia y viéndolo con quince minutos de retraso empezó a susurrar: "Gol de Suárez, gol de Suárez, gol de Suárez" y el curvado disparo de Suárez terminó chocando contra el palo. Bienaventurado aquel que piense que todo esto fue casualidad. Mucho mérito veo yo a Cárdenas y a la defensa y muy poco al pobre chaval que evitó la remontada atlética. A quince minutos de la conclusión el dueño de este sucedáneo de portal web fue objeto de spoiler en tanto en cuanto al resultado final.

El Levante de ahora, es el Levante de las mil caras: que si lo miras de frente te rompe en siete trozos iguales con una jugada por banda, si lo miras de perfil monta la barra y se pone a defender como cabrones y si lo miras de tres cuartos prueba jugar con cuatro centrales por si la cosa se pusiera interesante contra el Athletic y pone a Cárdenas de titular para que esté enchufado para cuando llegue, hasta el momento, el partido de nuestras vidas.




miércoles, 3 de febrero de 2021

El cero a cero no existe

El Levante llevaba como quince partidos sin ganar cuando Muñiz aún estaba en el banquillo granota. Después de muchos que si sí que si no, después de una encerrona en Anoeta casi indigna de los jugadores al indudablemente asturiano, después de dos derrotas injustas en Mendizorroza y contra el Betis; el club lanzó un último aviso a Juan Ramón: "Como no ganes el domingo, hasta luego".  Tres meses y medio habían pasado desde la última victoria granota y justo cuando se iba a completar el cese del entrenador, el Llevant se puso en disposición de ganar un partido muchas decepciones después. A.J. Morales convirtió desde los once metros una pena máxima más que clara, y en el tiempo añadido parecía que Muñiz se iba a quedar, como poco, siete días más; parecía, cabrones, parecía. Jurado nos hizo la trece-catorce y Leo Baptistao igualó el partido en el último minuto. Como ya anuncié el día de la refundación de este sucedáneo de portal web, no me molestó mucho que los periquitos nos birlaran la victoria en el último instante; Muñiz ya pertenecía al pasado del Levante. Esa misma tarde, el equipo filial marchaba hacia Elda en autobús encabezados por un pelao. A ese pelao le vibró el teléfono, ponía: "Tito": "Oye, Paco, amoh a veh, que... hemos tirao a Muñiz. Pasas a ser el entrenador del primer equipo." (Tú y yo sabemos que Tito es mucho más caballero que esto, era por no desentonar.). Nadie podía saber en ese momento, que aquel aleteo de mariposa, provocaría el gol de Roger en el último minuto de una prórroga de Cuartos de Final.

En aquel mismo instante, el Levante firmó un pacto, más que con el diablo, con el buen fútbol. Nunca jamás se viviría un cero a cero. "Guardaremos en un rincón de nuestro corazón granota aquellos épicos 0-0 contra Málaga, Espanyol, Leganés, Sevilla... para añorarlos cuando nos cansemos de perder por ir al ataque." [referencia]. Desde entonces, en Orriols no se ha visto un solo pelotazo de más. El Levante permutó el orden establecido: ahora, primero se ataca y si no se puede, se defiende, que no al revés. El no-sé-qué-qué-sé-yo que llamaba al gol en todos los partidos del Levante solo ha tenido tres despistes: un día de mucho viento contra el Getafe, una inexplicable apacible tarde contra el Éibar y una noche en Pucela en la que Aitor le ganó el pulso al imparable acuerdo parando un penalti en el último minuto. En el resto de partidos ha habido gol, por muy cerrados que parecieran (Valladolid en casa o la visita al Coliseum nada más empezar) o por muy tarde que fuera (Mestalla o el Sánchez Pizjuán).

Hoy, con cero a cero y el tiempo cumplido, el levantinismo o... más bien, de los fieles lectores de este sucedáneo de portal web, aquellos que realmente creyeran en el pacto, resumiendo: yo, tragué saliva mientras Parejo posaba el balón en la frontal del área. El partido estaba visto para sentencia después de que Cárdenas (correcto el resto del partido) dejara el balón suelto dentro del área. Álex Baena, jugador que ni tú ni yo conocíamos antes del partido, definió remantando contra el suelo y superando a nuestro pobre guardameta granota. Pero la pelota no entró. La Geperudeta, que tiene el cielo ganao, dispone y nunca le tuerce el gesto a los desamparados; pero es Postigo quien corre a defender la portería y preserva el empate como si la vida le fuere en ello, Geperudeta mediante. Incrédulos aquellos creyentes del pacto, parecieron olvidar que el partido de hoy durase dos horas y no hora y media; todavía se cumplía el acuerdo.

La prórroga es tiempo de valientes y el amigo Paco López arquea las cejas, cual niño confundido, cuando se le explica el significado del miedo; ni conoce la palabra, ni sabe de la sensación. Eso parecía inculcarles con ahínco el tio más sabio de toda Silla a sus jugadores justo antes del segundo periodo de la prolongación. Yo, que respiré bien hondo al ver acercarse la muerte con la falta de Parejo, no pensé en ningún momento en los penalties, contaba con la certera certeza del gol en los partidos del Levante de Paco López. Aunque, a decir verdad, tuve un momento de debilidad en el que sí pensé en que la tanda podría ser realidad. Un segundo después, Rulli sirvió el último saque de puerta del partido (que no el último saque de centro). Más gafe no puedo ser.

Cuando el Levante lió la marrana contra el Sabadell en la semifinales de la Copa del Rey, tu abuelo no había nacido, y el gol de Nieto a pase de Agustinet contra el Valencia fue cuatro años después. Tras todo ese tiempo de espera, por fin hemos encadenado una serie de partidos que nos permite codearnos con los cuatro mejores del torneo; que puta pena que no haya público para verlo.