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miércoles, 27 de diciembre de 2023

Feliz Navidad

Desconozco a partir de qué momento se deja de decir «Feliz Navidad» para decir «Feliz Año». La solución de limitarse a decir «Felices Fiestas» si y solo si se utiliza como recurso evasivo-disuasiorio, con el perdón de las damas, no colma mis expectativas. «Felices Fiestas» un veintidos de diciembre, de acuerdo; «Felices Fiestas» para evitar meter la pata un dudoso veintisiete de diciembre, de ninguna de las maneras. O blanco o negro, gris jamás, Diego Armando. Me gustaría que existiera un convenio colectivo, un acuerdo humanitario que dijera «A partir del día 29 de diciembre a las 14:15h, ya se puede felicitar el año; hasta entonces, solo las navidades». Pero me surgen algunas dudas. La primera: ¿Quién lo decide?, ¿Qué tipo determina que a partir de aquí blanco pero a partir de aquí negro?, ¿Felipe VI?, ¿Pedro Sánchez?, ¿Sheldon Cooper?. La segunda: ¿Por qué no se ha decidido ya?, ¿Por qué razón yo sé que a partir de las 20:00h tengo que decir «buenas noches», a partir de las 14:00h «buenas tardes» y el resto del tiempo «buenos días» pero, por el contrario, hoy, al comprar en la mayor cooperativa valenciana, no he sabido si a la cajera debía desearle un buen año que está por venir o felicitarle por una navidad que ya ha pasado? Hay quienes me llaman cuadriculado, y yo asiento; hay quienes me piden que fluya, y yo niego.

Con quien también me surgen dudas es con el Levante Unión Deportiva. Que el más mentiroso de todos se atreva a levantar la mano, ¿en qué patido de esta temporada, en qué solo momento un solo jugador que vestía de azul y grana ha dado síntomas de no querer jugar, de no querer correr, de no querer luchar? Ni si quiera Dani Gómez, chupón, egolatra, carne de Mestalla, ha dejado de pelear -por sí mismo- y buscar el gol -para sí mismo. Ni palmando uno a cuatro contra el Espanyol, ni palmando dos a cuatro contra el Racing, ni después que en Leganés nos levantaran una victoria. Si el Levante está fuera de los dos primeros puestos nunca podría ser por una cuestión de ganas o compromiso. El equipo me tiene cautivado, estoy con ellos a muerte, más que la temporada pasada con una plantilla plagada de estrellas. El gol del empate a dos en Zaragoza con un cabezazo en un corner de Brugué -que mide uno setenta y cinco- sobre un zamarro de dos metros casi hace que el corazón se me salga del pecho. Por ello, empieza a ser común que acabe los partidos con una duda, más bien con la duda: ¿Realmente pueden dar más?, ¿He de esperar que hagan un fútbol mejor?, ¿son razonables mis expectivas de un ver un juego mucho mejor?

Lo que no sé es si estoy empezando a quedar atrapado en las redes de Calleja. Llevo tanto tiempo pensado que el preparador madrileño está infrautilizando al equipo, que ahora me planteo si la culpa es mía por sobrevalorar las capacidades de nuestros jugadores. Pablo, Lozano, Oriol, Valle, Álvarez, Cantero, Brugué, Bouldini podría dar mucho más de lo que han dado en promedio este año. Cada vez que veo a Fabricio jugar tengo la sensación de que en cualquier otro Levante o que en cualquier otro equipo llevaría doce goles en los mismos cuatro ratos que ha jugado. Honestamente, no creo que Calleja sea un entrenador defensivo. En La Romareda, con la inercia de empatar un dos a cero, el Levante no es que no gane porque el planteamiento fuese no salir de área, defender juntitos la portería y despejar a la mínima. En La Romareda, el Levante no gana porque le falta ambición, le falta valentía. Defensivo es Alessio, Calleja simplemente es miedica. Dicho de otra forma y poniendo otro ejemplo: de subir, no lo haremos gracias a haber empatado en El Molinión; sino que de subir, lo haremos a pesar de haber empatado en El Molinón. No es reconstruir el árbol táctico de Calleja, es simplemente un cambio de perspectiva; ese que te hace pensar que el año pasado nos quedamos en Segunda por la mano de Róber Pier y no por jugar sin alma en Málaga; ese que te hace creer que Son es mejor que Pubill porque es más experimentado; ese que te hace ir a Andorra con la posibilidad de volver liderando la categoría pero te quedas esperando a que un golpe de suerte te dé la victoria. Calleja diría «Felices Fiestas» solo para no equivocarse.

Para este nuevo año deseo: el ascenso y el tricampeonato.