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domingo, 26 de febrero de 2017

Factor determinante


La casualidad es gaseosa y poco compacta. Presenta severas dificultades para confeccionar un entramado coherente que dé explicaciones lógicas a todo, o a casi todo. Nunca es la solución, tiende al error, mayormente, y, en situaciones esporádicas, al éxito rotundo, pero nunca suele ser la solución. Por ello no resulta fiable posar sobre las manos de la irregular casualidad un caso aislado, si quiera, y no conviene, en consecuencia, atribuirle un fondo fantástico, maravilloso y casual al rendimiento protagonizado por Vicente Iborra de la Fuente en el Sevilla a lo largo de esta temporada. No puede ser casualidad, no si es tan repetido.

El mediocentro (uso la más variopinta extensión de la palabra) del Sevilla Fútbol Club alberga adscrito a su ADN la preciada posibilidad de poder variar el rumbo de un partido. Vicente Iborra encierra un dañino veneno en sus botas capaz de desarticular cualquier tipo de sistema defensivo y que permite dotar a su fútbol y al de su equipo de un lenguaje encriptado e ininterpretable. Además de poseer una técnica aceptable y un gran criterio a la hora de distribuir el juego (100% en pases completados en el Betis-Sevilla) su talla roza los ciento noventa centímetros lo que le proporciona un inmensa fuerza innata y privilegios en las acciones a balón parado, en los saques de puertas y, en definitiva, en todas las situaciones donde impere el juego aéreo, así mismo, el mediocentro saca músculo tanto en balones divididos como en un juego más de contacto. Por último, el carácter de el de Moncada le garantiza al Sevilla la absoluta y continua entrega de su jugador número ocho. Un jugador completo.

Y quizá esté ahí el quid de la cuestión y que la fórmula del éxito de Iborra y por ende del Sevilla resida en la consistencia del valenciano. Por eso, entre otras cosas, el equipo se nervión adquiere esa característica propiedad camaleónica durante el transcurso del partido, porque cuando Iborra conecta con el terreno de juego el Sevilla puede jugar de mil y una forma distintas. Cierto es que Jorge Sampaoli alinea de Vicente en el momento preciso, en una posición determinada y con unas directrices concretas, pero el técnico ya puede hacer todo perfecto que si luego Iborra no rinde el resultado es nulo o incluso nocivo. Por otra parte, Sampaoli dispone con Iborra de una envidiable variedad que él mismo administra con el ánimo de voltear el partido. Por tanto, no acotemos el mérito, únicamente, a uno de los bandos. Sampaoli coloca una pieza que Iborra hace funcionar.

Y es que este tándem diabólico ya ha castigado a varios equipos durante la temporada. En Balaidos, feudo del Celta de Vigo, el partido parecía atragantarsele al Sevilla; Sampaoli introdujo a 'El Soldado Universal' en el verde y este respondió con un hat-trick y convirtiéndose en el primer suplente en la historia de La Liga en marca tres goles fuera de casa saliendo desde el banquillo (Luego llegó Kevin Gameiro contra el Real Sporting en El Molinón pero ese es otro tema). Posteriormente, en el estadio de Las Palmas de Gran Canaria, Iborra salió para peinar balones y Joaquin Correa para correr todo lo que Vicente cazara por alto; el gol con el que los rojiblancos consiguieron los tres puntos fue idéntico a sus misiones. Si mal no recuerdo, la primera parte del Betis-Sevilla disputado en el Benito Villamarín se asemejaba más bien a una película de terror para los del Sánchez Pizjuán; en el descanso, salió Iborra y el partido adquirió un cariz diametralmente opuesto, el factor determinante medio-metió el primero y marcó el segundo. Lo volvió a hacer. Si tienes un problema llama a Vicente Iborra y ponlo a jugar.

martes, 21 de febrero de 2017

Yo vi el gol de Jason


En el ocaso de una contienda de resultado desnivelado por la mínima expresión, desde un rincón del verde pasto del Ciutat de València, emergió una estrella fulgurante, una estrella con botas flourescentes, medias azulgranas y pantalón corto, una estrella unida a un balón y de él inseparable. Creo recordar que habían ventiún jugadores más sobre el rectángulo de juego, pero no estoy seguro de ello. Creo que el estadio también estaba iluminado y no solo él, pero tampoco estoy muy seguro de ello. De amplia zancada y porte elegante, avanzaba como si nada lo perturbara, como si nada lo pudiera herir. Invencible, intocable. Ungido de cualidades celestiales, sobrehumanas. Jason ideó el camino más corto entre dos puntos: él y la portería, y proyectó su carrera sobre sus cálculos de forma precisa y acertada.

domingo, 19 de febrero de 2017

Metamorfosis paralizada

Resulta increíble comprobar cuán de rápido puede cambiar un partido. Suponiendo que un gol fuera un periodo temporal limitado, tal y como lo son el segundo o el minuto, éste ofrecería un exacto análisis de lo que tardó el partido entre Avant Aldaia y Cadete C en mutar desde su más profundo origen. Es evidente que las dimensiones de todos los aspectos que conforman la totalidad del encuentro absorben un cariz distinto en el momento en el que varia uno de los dos principales números del marcador, pero en este caso en concreto, esta habitual situación cobra dignidad de mención por su radical polarización positiva a la hora de entrar en contacto con el juego. Resumiendo, el Alboraya dominaba con irreprochable claridad y un gol después pasó a atrincherarse en su propia área. Pero no todo fue mérito y demérito del Alboraya, el Aldaia retorció a la zaga visitante, pero eso sí, con más fuerza que maña, que no al revés.

La historia de este partido empezó de forma inmejorable. El Alboraya subsanó la tímida presión del Aldaia y unió el sesgado ritmo que quiso imponer los locales cuando Alejandro Flor alojó el balón, por vez primera, dentro de la porteria. Esta acción, lejos de catalogarse como única o puntual, estuvo acompañada por otra de desenlace idéntico. Leandro Stelzer desactivó en un derroche de calidad y técnica a todo el sistema defensivo local, además filtró un pase entrelineas unísono al movimiento de Flor que solo tuvo que inclinar el uno contra uno en favor del Alboraya. Solo era el minuto veinte, pero el Cadete C ya había dejado claro quien mandaba en el partido, Aldaia no superó la linea divisoria del centro del campo y tampoco lo hizo a lo largo de la primera mitad.

Los primeros compases de la primera mitad fueron más una prolongación del recital chufero que una reacción del Aldaia. De hecho, el Alboraya tanteó el gol y, en consecuencia, la sentencia. Ignacio Pérez cayó en el limite entre el área de pena máxima y el terreno de juego corriente pero el árbitro decantó la balanza con falta directa. Nunca sabremos que hubiese pasado si el balón se hubiera colocado sobre el punto de penalti, pero sí sabemos lo que supone un gol. Aldaia fue capaz de colgar un balón detrás de la linea defensiva de Alboraya, en el remate a puerta, el balón tocó la red justo después de que Pablo Muñoz lo desviara. Todo lo que vino detrás fue la completa antitesis de la primera parte. Alboraya, ahora casi sometido las ordenes de los locales, plantó un cerrojazo con el objetivo de conservar los tres puntos ante la fulgurante respuesta del Aldaia, aunque bien es cierto, que no hay predisposición táctica que defienda los disparos desde la larga distancia. Pablo Muñoz, con una excelente estirada, despejó a corner una enorme volea desde más allá de los límites del area. Si existen acciones que condensen en sí mismas la integridad del partido, esta es una de ella. Con el pitido final, el Cadete C paralizó por completo la metamorfosis.

sábado, 11 de febrero de 2017

Ojo de Halcón

El tiempo enseña, el aprender ya depende de cada uno. El asunto que atañe a los errores arbitrales y sobretodo a la repercusión que estos suscitan ha experimentado un importante aumento en los últimos años. De forma automática, y si se trata de una joya de la corona del fútbol español, sin excepción, se genera una fuerte discusión visible en Redes Sociales y en cualquier sitio donde se busque buya. Las portadas de los periódicos deportivos son acaparadas por la jugada polémica del partido. En este sentido el debate confecciona un desahogo por donde todo cabe. En disputas de este tipo todo vale para ganar y no siempre lo más importante es tener razón, presentar buenos argumentos o intentar ser coherente, lo realmente transcendental es ganar de la forma que sea: removiendo un tenebroso pasado, faltando el respeto o hablando más alto. Este debate sin aparente vía de escape eclosiona de forma especial cuando uno de los protagonistas (llamase Gerard Piqué) forma parte de él y participa de forma ardiente.

sábado, 4 de febrero de 2017

El último secuestro chino

Al cierre del mercado de fichajes invernal, el fútbol chino y sus atractivos billetes imantaron a uno de los jugadores que esta temporada ocupaban un especial lugar bajo la lupa de la liga española. Alexandre Pato llegó a Villarreal armando un gran revuelo, pronto, casi sin jugar se perfiló como uno de los pilares del submarino amarillo en el curso 2016-17. Pero predecir sin a penas manejar información conlleva un serio peligro. A pesar de meter su primer gol en su primer partido oficial, la fase previa de la Champions, y así cuajar una primera impresión inmejorable, el quinto equipo español no pudo entrar en la máxima competición, en parte por el rendimiento del conjunto groguet, en parte por la súbita marcha de Marcelino, pero ese es otro tema. Aún sin poder jugar la Champions League el jugador brasileño configuraba uno de los grandes alicientes en el mundo del fútbol.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Brillando en la constelación

La acción se origina cerca del minuto 84 de partido cuando, previo a un partido formidable, por obra y gracia de Sr. Zidane, Lucas Vázquez es retirado del terreno de juego. En consecuencia, los aficionados que poblaban las gradas del Santiago Bernabéu le brindan una sonora ovación. Este hecho, por sí solo, puede parecer incluso habitual, pero adquiere un especial significado en el momento en el que comparamos situaciones similares con jugadores diferentes. Que la afición de Chamartín es exigente no es nada nuevo, bien lo pueden explicar Danilo (Un hombre criticado de forma constante y necesitado de un gran partido), Benzema (Un enorme jugador muy pitado últimamente) e incluso la estrella del equipo Cristiano Ronaldo (Protestado en puntuales ocasiones). Es por ello, que la acción se magnífica cuando un público que demanda siempre lo mejor, incluso a su gran estrella, se derrita de esa forma ante un jugador, sea quien sea. Quizás, probablemente, a los merengues les brotó en aquel momento el amor patrio por un chaval que salió de la cantera, quizás, solamente, aplaudieron un cambio, o quizás, realmente, Lucas Vázquez esté brillando en la constelación y el respetable quisiera premiar su excelente estado de forma.