Este sucedáneo de portal web tiene el honor de poder proclamar, bajo la atenta mirada de la más fiel de la verdades, que nunca vio el descenso como algo probable con la única salvedad del tímido brote que soliviantó el equipo que jugó en Mestalla. La de anoche parecía ser la histórica noche en la que el Barsa no pudo ganar la liga. Pero nos faltó esa suerte que nos viene esquivando desde el Wanda y que vino a visitarnos contra Real Valladolid y Real Sociedad; ayer necesitábamos mucha. Sin embargo, la sensació tras noranta minuts meteòrics es que el Llevant te la permanència certificada. Agoreros que vaticinaron el descenso desde la pérdida de Campaña en Cornellà ahora seguramente hablen de Europa «si hubieses cesado a Paco y hubiesen puesto a Vurquevic antes». Yo me siento ya cien por cien en Primera desde el tercer gol de Morales contra el Betis, el que nos anularon, y el partido contra Barça solo ha conseguido reafirmarme en mi postura: «¿Cómo vamos a descender con estos veinte caballeros, y un pesetero miserable, defendiendo nuestro escudo?». La respuesta, por el contrario, es muy fácil: «Palmando contra Rayo y Girona». Afortunadamente lo nostre entrenaor, que se ha visto todos los partidos del Levante en el Camp Nou, está tan preocupado en ganar que ni piensa en perder.
Hace dos años en mi casa se llevó a estudio ciertos aspectos que a la televisión conciernen: en un lado de la balanza contábamos con el tenis, el baloncesto, el Seis Naciones, la Fórmula 1, el Snooker, los Saltos de Esquí, el Ciclismo y la extinta MotoGP; y al otro lado teníamos la Champions un miércoles por la noche, a Luis Suárez protestar cada domingo a las 20:45h y gozar de la posibilidad de ver de cero a cuatro partidos del Levante por año. La decisión fue fácil y, además, mucho más barata. Por eso ayer oí el partido en la radio i hui hem de parlar de sensacions. Agradezco a Carlos Ayats esta entrada.
Lo primero que recuerdo en un casi-gol de Luis Suárez nada más empezar; supo responder Aitor. No recuerdo tampoco ni un solo minuto con el balón en nuestros pies. Se agradecían los saques de puerta en la primera parte parte. A Coutinho lo nombraron muchos veces y a Aitor, en concreto, cinco; una por cada parada. Al filo del descanso, no se sabe muy bien si el larguero o Aitor evitó el gol de falta de Felipe, que el año pasado ya nos hizo un hat-trick. Recuerdo también que Vezo estuvo a punto de liarla y que una pérdida de la nueva cabra casi se convierte en un gol en nuestra contra. También recuerdo mucho la secuencia: «Mayoral, falta sobre Mayoral».
El descanso fue tranquilo principalmente porque no había peligro inminente de gol. En la banda, para entrar a jugar la segunda parte, esperaban los dos genios de cada equipo; y ese hubiese sido cierto y junto a Messi hubiera estado Campaña. Pero no, estaba Morales, que bien oído no hizo mal partido. Algo cambió en la segunda parte y quizás sea porque entró el número once. Sin embargo, el Levante estaba sentenciado cuando Ayats, entorno a la hora de juego, dijo: «Rebote dentro del área del Levante...» res a fer, además le cayó a Messi.
Habíamos tardado dos años en llegar al minuto sesenta, pero los minutos del sesenta en adelante se consumieron en un suspiro. Corrupción, en la Federación; que adelanta el marcador para que el Barsa gane la liga. Paco quitó al psicópata porque asustaba más Messi y metió Bardhi, creo que, antes de sacar de centro. Mayoral se quedó a que el pecho de Ter Esteguen no estuviesen en ese sitio de empatar diez segundos después. La Mare de Déu dels Desamparats nos brindó un uno contra uno, pero el yunque decidió que fuese Morales quien tuviese que definir. Rochina intentó un gol olímpico ya en el último tramo. Lenglet y Piqué rebañaron de la cabeza de Roger y Mayoral dos goles cantados. Y juraría que una ocasión tuvo Roger.
Sin embargo, si queríamos realmente empatar, el minuto sesenta y siete no era el momento para hacerlo; tampoco el ochenta y dos. Imaginen que Morales convierte el mano a mano o que Rochina cuela el gol desde el banderín, aquello termina cinco a uno, lo menos. Llegó entonces el minuto ochenta y nueve, un buen momento para hacer gol aunque no era del todo bueno... os puedo prometer que creí que el balón había entrado cuando Carlos alargó la i de «Bardhiiiii» un poco más de lo habitual: «¡Al palooo!». «La mare que va, el pare que ve i el xiquet que se passeja dos vegaes. La puta mare, al palo, ché, al palo» (intervención cortesía de mi padre mientras se terminaba el quinto cigarro, de la segunda parte).
Y el partido terminó con Campaña acudiendo el cuarto de círculo y por mucho que tratase de gafarlo: «Va al primer palo». Ocurrió lo que todos pensábamos, pero no lo que imaginábamos.
Paco López en rueda de prensa transmitió con esa tranquilidad que le dispensaba el haber visto todos los partidos del equipo al que entrena: «Diría que nunca hemos estado tan cerca de puntuar en el Camp Nou». Y, allí, como en todas partes la hemos visto de todos los colores. Atrás y lejos queda la eliminatoria de Copa con Manolo Preciado y el gol de Eto'o en el ochenta y seis en liga; el mismo Eto'o nos hizo caer por la mínima, dos años después, en el típico rebote tonto que toda la vida hemos encajado y que el partido de ayer demuestra que todavía no existe antídoto, en la tarde en la que mi tío pirateó Canal+ para que pudiésemos ver el partido. Más reciente, Juanlu sigue protestando el penalti de Abidal; la defensa de JIM y Keylor Navas se quedaron a ocho minutos o a un gol mal anulado a Agua fresca de empatar; con Caparrós nos quedamos con la miel en los labios y a siete goles de empatar. Pero nunca habíamos tenido un palo en el ochenta y nueve.
Hace dos años en mi casa se llevó a estudio ciertos aspectos que a la televisión conciernen: en un lado de la balanza contábamos con el tenis, el baloncesto, el Seis Naciones, la Fórmula 1, el Snooker, los Saltos de Esquí, el Ciclismo y la extinta MotoGP; y al otro lado teníamos la Champions un miércoles por la noche, a Luis Suárez protestar cada domingo a las 20:45h y gozar de la posibilidad de ver de cero a cuatro partidos del Levante por año. La decisión fue fácil y, además, mucho más barata. Por eso ayer oí el partido en la radio i hui hem de parlar de sensacions. Agradezco a Carlos Ayats esta entrada.
Lo primero que recuerdo en un casi-gol de Luis Suárez nada más empezar; supo responder Aitor. No recuerdo tampoco ni un solo minuto con el balón en nuestros pies. Se agradecían los saques de puerta en la primera parte parte. A Coutinho lo nombraron muchos veces y a Aitor, en concreto, cinco; una por cada parada. Al filo del descanso, no se sabe muy bien si el larguero o Aitor evitó el gol de falta de Felipe, que el año pasado ya nos hizo un hat-trick. Recuerdo también que Vezo estuvo a punto de liarla y que una pérdida de la nueva cabra casi se convierte en un gol en nuestra contra. También recuerdo mucho la secuencia: «Mayoral, falta sobre Mayoral».
El descanso fue tranquilo principalmente porque no había peligro inminente de gol. En la banda, para entrar a jugar la segunda parte, esperaban los dos genios de cada equipo; y ese hubiese sido cierto y junto a Messi hubiera estado Campaña. Pero no, estaba Morales, que bien oído no hizo mal partido. Algo cambió en la segunda parte y quizás sea porque entró el número once. Sin embargo, el Levante estaba sentenciado cuando Ayats, entorno a la hora de juego, dijo: «Rebote dentro del área del Levante...» res a fer, además le cayó a Messi.
Habíamos tardado dos años en llegar al minuto sesenta, pero los minutos del sesenta en adelante se consumieron en un suspiro. Corrupción, en la Federación; que adelanta el marcador para que el Barsa gane la liga. Paco quitó al psicópata porque asustaba más Messi y metió Bardhi, creo que, antes de sacar de centro. Mayoral se quedó a que el pecho de Ter Esteguen no estuviesen en ese sitio de empatar diez segundos después. La Mare de Déu dels Desamparats nos brindó un uno contra uno, pero el yunque decidió que fuese Morales quien tuviese que definir. Rochina intentó un gol olímpico ya en el último tramo. Lenglet y Piqué rebañaron de la cabeza de Roger y Mayoral dos goles cantados. Y juraría que una ocasión tuvo Roger.
Sin embargo, si queríamos realmente empatar, el minuto sesenta y siete no era el momento para hacerlo; tampoco el ochenta y dos. Imaginen que Morales convierte el mano a mano o que Rochina cuela el gol desde el banderín, aquello termina cinco a uno, lo menos. Llegó entonces el minuto ochenta y nueve, un buen momento para hacer gol aunque no era del todo bueno... os puedo prometer que creí que el balón había entrado cuando Carlos alargó la i de «Bardhiiiii» un poco más de lo habitual: «¡Al palooo!». «La mare que va, el pare que ve i el xiquet que se passeja dos vegaes. La puta mare, al palo, ché, al palo» (intervención cortesía de mi padre mientras se terminaba el quinto cigarro, de la segunda parte).
Y el partido terminó con Campaña acudiendo el cuarto de círculo y por mucho que tratase de gafarlo: «Va al primer palo». Ocurrió lo que todos pensábamos, pero no lo que imaginábamos.
Paco López en rueda de prensa transmitió con esa tranquilidad que le dispensaba el haber visto todos los partidos del equipo al que entrena: «Diría que nunca hemos estado tan cerca de puntuar en el Camp Nou». Y, allí, como en todas partes la hemos visto de todos los colores. Atrás y lejos queda la eliminatoria de Copa con Manolo Preciado y el gol de Eto'o en el ochenta y seis en liga; el mismo Eto'o nos hizo caer por la mínima, dos años después, en el típico rebote tonto que toda la vida hemos encajado y que el partido de ayer demuestra que todavía no existe antídoto, en la tarde en la que mi tío pirateó Canal+ para que pudiésemos ver el partido. Más reciente, Juanlu sigue protestando el penalti de Abidal; la defensa de JIM y Keylor Navas se quedaron a ocho minutos o a un gol mal anulado a Agua fresca de empatar; con Caparrós nos quedamos con la miel en los labios y a siete goles de empatar. Pero nunca habíamos tenido un palo en el ochenta y nueve.