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sábado, 30 de diciembre de 2017

El Southampton agudiza la caída en barrena

Old Trafford ha vivido mejores tardes de fútbol, eso es seguro, y con un Manchester United en un mejor estado de forma, también. El equipo de Mourinho atraviesa el peor momento de la temporada, justo ahora que el calendario se aprieta y el lapso entre partidos se reduce al mínimo. Sin solución de continuidad, el primer día del año se vera las caras contra el Everton de Wayne Rooney y cuatro días después, el todo o nada de la FA Cup, cierto es que contra un rival de orden menor como el Derby Country . Los 'diablos rojos' que arrasaban en Premier League en las primeras jornadas son solo uno espejismo del equipo que no fue capaz de encontrar la llave del entramado táctico de Mauricio Pellegrino, un entrenador que no le tiembla el pulso a la hora de amarrar un resultado. Falto de ideas y sin la aparición de ninguna de las estrellas que de la constelación del Manchester United forman parte, el empate hizo justicia para ambos equipo. Aunque seguramente los muchachos de Pellegrino dormirán hoy mucho más felices que los de Mourinho.




Antes de que a penas se completara la primera decena de minutos Romelu Lukaku cayó desplomado al suelo. Wesley Hoedt impactó con la cabeza del corpulento delantero belga cuando peleaban por un balón aéreo. Como consecuencia, Lukaku hubo de ser retirado del terreno de juego en camilla. Antes, casi abrió la lata para su equipo. Su testarazo a pase de Juan Mata se marchó cerca del larguero. Quizás en este accidente se encuentre uno de los porqués del empate: con el sueco Zlatan Ibrahimović desconvocado y Lukaku sin posibilidad alguna para retomar el juego, el Machester United se vio obligado a jugar sin un delantero centro puro. Marcus Rashford, claro hombre de ataque pero no como delantero, poco pudo hacer en la punta de la lanza de su equipo.

El planteamiento foráneo fue elemental: bien organizado sin el balón y a esperar a la oportunidad con el Manchester desplegado de lleno en tareas ofensivas. A la ejecución únicamente le faltó el gol. En el ánimo de Southaptom predominó el refugio de la imbatibilidad. La negación del gol fue su referencia. Pero, también demostró ser un equipo que sabía qué hacer con el balón en los pies. Boufat, Tadić y Long llevaron de cabeza a la zaga local en diversas fases del partido, coincidentes con los mejores momentos de su equipo. El tanto de los visitantes fue más que una posibilidad. El 0-1 raseó el cesped de Old Trafford, en los compases iniciales, en forma de balón, David de Gea interrumpió su trayectoria hacia la portería.

Craig Pawson, colegiado del encuentro no vio un contacto con la mano del central del Southampton Yoshida en área propia, ni tampoco vio un codazo terrible de Young que no solo podía haberle costado la roja a él sino el penalti en contra a su equipo.

El Manchester trató de sujetar el partido por medio de la posesión del esférico, y cuando esta condición no se cumplía, padecía. Introducido en la jaula táctica del Southampton, hilvanaba pase tras pase más con el objetivo de no ofrecer opciones que de crearlas. Los centros laterales parecía la mejor vía de escape. Lingard tuvo el gol al filo del descanso rematando un centro desde el costado. No obstante, no todo era negro desde el prisma de los red devils. El peligro que el Southampton generaba también iba a tener su componente positivo para el Manchester, por muy contradictorio que pueda parecer. Los equipos de José Mourinho siempre se han caracterizado por un contragolpe eléctrico y el partido de hoy pendió de esta fase del juego en el que la capacidad de reacción y velocidad de respuesta predomina sobre el resto de aspectos, justo, además, algunas de las propiedades más cotizadas en los jugadores que ocupan la vanguardia en el United. McCarthy contestó enormemente un buen disparo del asturiano Juan Mata y Mkhitaryan no supo qué hacer cuando la porteria empezó a aproximarsele. El armenio fue el hombre de partido y este honorífico galardón no tiene porque ir ligado al de mejor jugador del partido, a veces coincide, y lo normal es que así sea, pero en ocasiones no y este partido es un buen ejemplo. Mkhitaryan, hoy escorado a la banda opuesta donde él habitualmente juega, participó en casi todas las acciones de ataque de su equipo aunque si bien le faltó acierto en todos los balones que tocó.

El Machester debía reaccionar tras el descanso y no solo no dio un paso hacia adelante sino que retrocedió varios metros. La situación del Manchester fue crítica en los primeros minutos de segundo acto. Peligraba el paupérrimo botín de un punto. De Gea sostuvo a los suyos, otra vez. Sin embargo, el Manchester United es un equipo temible con o sin delantero centro. Según su entrenador, no es un equipo con el nivel suficiente como para discutirle el primer puesto de la Premier League al Manchester City de Pep Guardiola, y eso es opinable. Pero lo que es intachable es que el equipo del lado teñido de rojo de Manchester es uno de esos pocos elegidos que necesitan muy poco para dominar el partido, un poco más para hacer peligro y solo un poco más para hacer gol. A diez minutos del final y con tristísimo bagaje ofensivo de los de Mourinho, Paul Pogba introdujo la pelota dentro de la porteria a la salida de una acción a balón parado. Su sutil toque al esférico fue completamente innecesario, pero sumamente trascendente. El balón entraba ya dentro sin la necesidad de que él participara en la acción y para mala fortuna del internacional francés, del Manchester United y de todos los aficionados que pedían más a su equipo, Paul Pogba se encontraba en evidente fuera de juego. Los tres puntos se esfumaron de Old Trafford al mismo tiempo que el asistente alzaba la bandera.

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